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Todxs hemos pasado por momentos que nos aturullan, que parece que nos sobrepasan. La sensación esa de que viene todo de golpe y nos hace sentirnos como una hormiguilla en mitad del campo: perdidxs, pequeñxs y con dificultades para discernir por donde tirar.
Además, fechas como las que se acercan ahora, son muy propicias para que el dicho “querías caldo, pues toma dos tazas” se haga realidad.
Es normal que tantos momentos nos hagan quedarnos en estado de shock aunque sólo sea por un milisegundo, es como si estuviésemos de mudanza. Cada problemilla es una caja y de golpe y porrazo nos hemos encontrado rodeadxs de ellas, sin tener nada más que el suelo para sentarnos y esa casa que antes veíamos tan bonita nos cuesta reconocerla.
Llegados a este punto tenemos 2 opciones: darnos por vencidxs y perdernos entre las cajas o empezar a ordenarlas y a darlas forma. Llamadme loca pero me quedo con la segunda, ¿vosotrxs?
En el momento en el que vayamos “caja” por “caja”, éstas irán abultando menos y, además, nuestra casa irá cogiendo la forma que queríamos darle. Al igual que en las mudanzas, no tenemos porque abrir todo de golpe y colocarlo de cualquier manera. Tómate tu tiempo, ordena el problema, repasa lo que puedes hacer, aprende de lo que piensas, de lo que sientes y trabájatelo hasta pasar a la siguiente caja.
Como siempre, habrá cajas más pesadas que otras pero, de la misma manera, también habrá cajas que se vacíen rápidamente y que enseguida den un toque único a esa habitación que está en tu interior.
¿Y si elegiste la primera opción y ahora te encuentras en un mundo formado por pilas y pilas de cajas? La solución es sencilla aunque muchas veces no resulta fácil: pide ayuda y ponte manos a la obra porque, por mucho que intentes hacer que las cajas no están ahí, la realidad es que te están impidiendo abrir las ventanas y ya sabemos que cuando ventilamos siempre se ven las cosas de otras forma.
Habrá cajas con las que te sorprenderás, descubrirás cosas de ti en las que nunca te habías fijado. Habrá otras cajas que no sepas ni que hacen ahí, que no son tuyas, que son de personas que te las han dejado ahí en mitad de tu baño abultando y estorbando… deshazte de ellas, que se encargue quien corresponde, mándalas por mensajería y di adiós a esos problemas que has hecho tuyos pero no lo son. También aparecerán cajas que ya no tienen cabida en tu nuevo hogar… algunas de ellas las despacharás con una sonrisa en la cara y otras sentirás que contienen cosas de las que no puedes desprenderte pero ¿es eso verdad? Medítalo y recuerda que hay cosas que, para seguir avanzando en la vida, hay que dejar ir.
Con estas mudanzas sentimentales se pasa mal pero también se aprende mucho y el día que te encuentres sentadx en tu sofá, con tus cositas limpias y ordenadas y sonrías orgullosx, sabrás que es cierto aquello de “como en casa en ningún sitio” porque, como contigo, no vas a estar con nadie.
¡Ánimo a todxs lxs que estéis de mudanza!
Etiquetas: cambio, duelo, metáfora, problemas, seguir adelante, sentimientos, sentirse mejor
No sabes lo que me has ayudado con mi propia mudanza. Gracias, Marta
Me alegro muchísimo!! un besazo 🙂
Le di una interpretación literal y metaforica….
Gracias!
me alegro 🙂 gracias a ti por tomarte tiempo en comentar