Para cada pareja el término «infidelidad» implica una cosa diferente. Para unas es el mero hecho de hablar con un persona todos los días, para otras sería un beso, para otras unos cuantos, para otras un coito, para otras relaciones emocionales,…
Lo que si está claro es que todas tienen un denominador común: la traición.
La traición es un sentimiento bastante desgarrador porque no sólo duele sino que hace que tu realidad se tambalee… «¿qué ha pasado?» «¿por qué?» «¿cómo ha podido pasar?» y la más angustiosa «¿quién es esta persona?».
Esto es así, podemos llevar días o años con esta pareja, hacer vida juntos o separados pero una situación así siempre va a hacer que veamos al otro como un ser extraño venido de otro planeta y, lo peor, no habla nuestro idioma.
Si nuestra pareja nos ha sido infiel y va a seguir su vida por otro camino no podemos hacer nada, no hay elección, no está en nuestra mano. No nos queda otra que asumirlo, recuperarnos y tirar hacia delante.
Sin embargo, si lo que quiere es muestro perdón y hacer un «borrón y cuenta nueva», ahí es cuando entramos nosotrxs a decidir. Y esto es muy complicado. Si recuperar la confianza tras una traición puede resultar muy difícil, más difícil aún es lo que viene antes: «¿quiero?» y, sobre todo, «¿qué es lo mejor para mi?»
Aquí tenemos 2 situaciones: la persona que se guía por el impulso y la que necesita un tiempo.
La impulsividad a veces no es buena consejera pero muchas veces es acertada, además, no todas las personas tienen madera para pensar en términos emocionales. Este impulso nos puede llevar a mandar al otro «al garete» directamente o a decir «no quiero estar sin ti, lo solucionaremos»
El tiempo puede hacer tanto que todo se vea con una mayor claridad y que descubramos qué queremos como, al contrario, que aún nos volvamos más «locos» con el tema a base de darle vueltas.
Como veis es complicado y siempre vamos a tener ante nosotros la GRAN pregunta: ¿y si me equivoco?. Pues si te equivocas aprendes de ello y listo. No hay otra.
Muchas veces se quiere volver a retomar la relación pero resulta complicado. Es como si esa traición, la infidelidad, hubiese dejado una huella imborrable con la que no hacemos más que toparnos y no sabemos como afrontarlo. También sucede que, en ocasiones, la persona traicionada se siente cómoda en el rol de víctima y lo convierte en su leitmotiv o que utilice esa experiencia para chantajear al otro, o que la pareja, por miedo al abandono, cambie su actitud transformándose en su perrito faldero. (Con todo mi cariño a lxs perritxs)
Para muchos de estos casos la solución se encuentra en la terapia de pareja ya que tienen un lugar neutral y seguro donde escuchar los sentimientos del otro, resolver los problemas (tanto los derivados de esto como los que estaban «debajo de la alfombra»), hacerse entender, quitarse la máscara de «orgullo e indignación» y enseñar lo que hay debajo, esos sentimientos que nos hacen vulnerables.
También está muy bien analizar si se ha potenciado esta situación. No estoy de acuerdo con la gente que afirma categóricamente que «buscas fuera lo que no tienes en casa». Hay muchos casos en los que son otras situaciones las que impulsan a la persona a ser infiel ya sea por reafirmarse, inseguridad o por una nueva búsqueda de emociones. Pero, si que es verdad, que hay veces que estamos abriendo la puerta al otro para que salga y lo haga. Incluso, a veces, pidiéndoselo a gritos, metafóricamente hablando.
Tema peliagudo y extenso este de la infidelidad que también se puede aplicar a cualquier otra traición ya que no sólo se puede sufrir una infidelidad por parte de tu pareja sino de cualquier persona en la que hayas depositado tu confianza (amigo, familia…).
¿Y qué hay de la persona que ha sido infiel? ¿Cómo manejar la culpa tras una infidelidad?
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Etiquetas: comunicación, infidelidad, primera sesión gratuita, terapia de pareja, traición