Relato erótico de Mimí Mimosa

EL SOCORRISTA

 

Garbiñe esa noche de agosto iba a ver realizado el sueño de todas las chicas de su “cuadri”,…tener una cita con Galder, el macizo y guapísimo socorrista de la playa.
Galder era sin duda el más guapo y el más moreno, el más cachas, el más deseado, y ella, gracias a una amiga en común había conseguido una charla, un helado y una cita.
Habían quedado esa noche a la “hora bruja” en la playa,..y los dos sabian perfectamente lo que buscaban el uno del otro,..¿o no?.
Llegó la hora y Garbiñe nerviosa acudió al sitio acordado. Poco después lo hizo él, tan macizo y arrollador de dia como de noche, solo que esta vez no vestia su bañador y camiseta rojos, si no unos jeans que le sentaban de muerte y una camisa blanca que resaltaba sus bronceados biceps. Para él esta situación era habitual, desde que ejercía de socorrista se estaba poniendo las botas con las chicas como no lo había hecho en su vida, es más, se diria que “trabajaba” más de noche que de dia…
Garbiñe se habia preparado para la ocasión y su atuendo era de lo más provocativo que encontró en su armario; un vaporoso vestido de finos tirantes y generoso escote que resaltaba perfectamente su silueta, y unas sandalias doradas preciosas y que le traían buena suerte.
Después de una breve charla sobre lo peligroso que resultaba ser socorrista, cosa que siempre entusiasmaba a sus conquistas, y de un paseo por la orilla tambien breve,…para que perder tiempo,.él la abrazó y la besó suavemente el cuello. Ella se quedó sin respiración por un momento. El continuó besándola y lentamente le fue bajando los finos tirantes de su vestido que cayó a sus pies. Ella no llevaba ropa interior, lo que excitó aún más al macizo socorrista, que sin perder tiempo se quitó la camisa y sus ajustados jeans.
Con el Cantábrico como único testigo, Garbiñe disfrutó del sexo como no lo había hecho en su vida, breve aún por otra parte,. Galder era inagotable y apasionado, no hablaba demasiado,..pero no hacia ninguna falta.
Después de dos horas de intenso y fantástico sexo, Garbiñe sintió deseos de darse un chapuzón y lo invitó a acompañarla.
-No,no cariño,…después de estar todo el dia a remojo, no me apetece bañarme de noche. Mejor ve tu que yo te espero aquí para continuar hasta el amanecer…
Y así , Garbiñe desnuda y agotada, pero feliz pensando en cómo se quedarian sus amigas al contárselo, se metió lentamente en el bravo Cantábrico.
Galder de mientrás se encendió un pitillo y se dedicó a observarla desde la orilla: “No sé si hace la 105 o la 106”, se decía.
Garbiñe se adentró en el mar. La luna estaba preciosa y se reflejaba sobre el agua. De pronto sintió que se había alejado demasiado y decidió regresar,…pero la corriente tiraba de ella fuertemente mar adentro, se asustó, comenzó a bracear alocadamente, se agotó y pidió a gritos auxilio.
Galder la miraba embobado desde la orilla con su pitillo entre los labios. No se movió…..:” Otra vez la idea estúpida de todas las chicas,..darse un baño en el mar con esta corriente”, se dijo para si,..”una pena, era simpática y mona”.
Y así, poco a poco, Garbiñe se fue hundiendo en el Mar Cantábrico,…hasta que Galder la perdió totalmente de vista.
Recogió sus sandalias de la suerte y su vaporoso vestido y se dio media vuelta,..:” Otra más”,..pensó.
Y es que…Galder estaba muy bueno y sabia mucho euskera,…además tenía un primo concejal,..y todo ello le valio el puesto a pesar de no saber nadar. Nadie se molestó en hacerle ninguna prueba, tan guapo, tan cachas y con su primo,….¡Socorrista seguro!!

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