Las revistas que no amaban a las mujeres. TEDx LaLaguna

Las revistas que no amaban a las mujeres. TEDx LaLaguna

Ilustración de Inés Marco

La mayoría sabéis que el pasado 10 de Octubre estuvimos Amanda y yo representando a Proyecto Kahlo en Tenerife. Mientras esperamos a que se cuelguen los videos oficiales de TEDx LaLaguna, he pensado que os gustaría leer el guión orientativo que llevábamos, ¿verdad? y qué mejor forma de hacerlo que acompañándolo por 2 ilustraciones geniales creadas para ello, la que nos acompaña aquí arriba y la que encontraréis después del guión. Aquí lo tenéis:

LAS REVISTAS QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

Cuando quieres leer una revista para mujeres, tienes dos opciones: elegir una revista que te juzgue, o elegir una revista que juzgue a otras mujeres. Da igual la que elijas, porque no hay mucha diferencia entre una y otra.

No sólo se parecen entre ellas, además, las revistas femeninas se parecen mucho a las revistas masculinas, en realidad las dos han perseguido siempre el mismo objetivo: complacer a los hombres. Ha sido así desde el principio. Las primeras revistas femeninas te enseñaban cómo hacer a tu marido feliz: bien teniendo siempre la cena preparada o estando dispuesta a tener relaciones cuando él quisiera…

¿Qué ha cambiado hoy? ¿Qué contenidos encontramos hoy en día en una revista femenina? Pues, a parte de algún reportaje sobre cómo conseguir un trabajo de ejecutiva superwoman, y de viajes de ensueño por castillos europeos, ahora tu marido ha pasado a llamarse tu chico, y el nuevo consejo para ti es: “prepárale picoteo y cervezas mientras ve el mundial, y cocina para él en lencería y tacones”.

En la mayoría de revistas encontramos: belleza y moda; actrices y cantantes a las que se les pregunta básicamente sobre belleza y moda, compras de belleza y moda, y órdenes sobre belleza y moda. Porque los consejos se parecen mucho a órdenes: “sube los glúteos, elimina la celulitis, acaba con las estrías, borra tus arrugas”. Después de leer la revista, aunque sea solo un rato, tienes claro que hay un enemigo contra el que luchar: tú.

Y a pesar de esto, las revistas afirman que escriben para animarnos a sentirnos liberadas e independientes, orgullosas de nuestro cuerpo, y seguras de nosotras mismas. Mientras, intentan vendernos repetidamente el poder de los anticelulíticos y las bondades del bótox, y nos piden que, por favor, no utilicemos esa ropa interior tan cómoda si no queremos apagar la llama de nuestra relación. Una relación que siempre es heterosexual, y en torno a la que centran su atención las revistas, lanzándonos mensajes desde que somos adolescentes. ¿Quién no leyó en su adolescencia consejos que le enseñaban cómo vestirse para disimular sus defectos y así conquistar al chico de sus sueños? Da igual que solo tuvieras doce años, ya tenías defectos para las revistas.

Lo cierto es que no es fácil leer una revista femenina sin sentirte contrariada cada dos páginas. Los artículos sobre cómo sentirte bien contigo misma se mezclan con publireportajes sobre cirugía estética, dietas y consejos para complacer a tu chico. Y aquí es cuando entramos en el mundo de las paradojas, porque en una página puedes leer “ama tus arrugas”, y dos más allá, el gran anuncio: “reduce las patas de gallo en tres semanas”; también encontrarás el consabido: “ama tu cuerpo” al que seguirán dietas adelgazantes y ejercicios para conseguir un culo “perfecto”, un vientre “plano” y un cuerpo “diez”. Curiosa forma de amar tu cuerpo, sin duda. También encontrarás la fórmula: “sé tú misma” y al lado un consejo: “nunca te depiles delante de tu chico”, chapó.

Si no tenías bastante con esto, están las revistas femeninas que no te critican a TI, sino a OTRAS ­normalmente mujeres famosas­, con toda una artillería de puntuaciones sobre el aspecto físico y con palabras de asco dirigidas hacia sus cuerpos. Este tipo de revistas parece defender que mostrándote los defectos de las demás te sentirás mejor con tu cuerpo. Un tanto enrevesado el tema, ¿no os parece? Sobre todo porque si las arrugas, los pelos y los michelines de las famosas se presentan como defectos de los que debemos burlarnos, lo que aprendemos es que nuestro cuerpo también está lleno de defectos y que si no somos hetero­deseables, algo estamos haciendo mal. Y por si fuera poco, culpabilizan a las famosas por no haber hecho nada para remediar sus supuestos defectos. No haberse puesto en forma después del parto, haber ido a la playa sin tener un cuerpo de adolescente o pasear en pantalones cortos teniendo celulitis en las piernas. Todo muy lógico.

¿Y qué decir de las relaciones de pareja? No os quiero ni contar… Se supone que abogan por ser tú misma (una vez más) mientras te dan instrucciones que te ponen la piel de gallina para saber “cómo conseguir al chico que te gusta”, aunque, como lo llaman “tips”, suena muy cool y muy chic. Se nos anima a compartir sus gustos, a darles la razón en lo que piensan, a ser la amiga enrollada que comprende todo y la amante apasionada que siempre está dispuesta y abierta a nuevas experiencias, en definitiva, a ser esa mujer florero espectacular en la calle y una experta en las artes amatorias en la cama.

Porque ese es otro punto importante, y es que el sexo y su satisfacción es por y para ellos, los consejos son para “volverle loco en la cama”, o del tipo “cómo sorprender a tu chico”, al tiempo que descubres mujeres que acuden a consulta porque no tienen deseo y tienen relaciones sexuales “por cumplir”. ¿Dónde queda el placer de las mujeres? ¿Dónde queda el autoerotismo? ¿Seguimos con la idea de que una mujer no tiene que hacer ciertas cosas porque sino no es “una señorita”? ¿Y quién ha dicho que quiera serlo? Cuando se habla de sexo parece que se habla de coito, cuando se habla de besos y caricias se plantean como ‘preliminares’, y todo está dispuesto para conseguir una meta: la satisfacción de él. ¿Vamos a dejar que la sexualidad se reduzca a eso? ¿Vamos a dejar de lado el placer que cualquier encuentro puede proporcionarnos? ¿Vamos a darle más importancia a una única práctica que al resto?

También se nos enseña que los celos son buenos porque eso indica que “te quiere” y “se preocupa”, e incluso te dan claves, ­perdón “tips”,­ de cómo utilizar la famosa técnica del “tira y afloja” para que le tengas celosillo y pendiente de ti, cuando la realidad es que la base de todos los celos es nuestra propia inseguridad y la falta de confianza en nuestra pareja, ¿vamos a dejar que sentimientos así sean nuestra bandera?

Todo muy artificial, todo muy encorsetado, todo para una mujer específica y un hombre específico, ¡viva la diversidad! Dirigen sus artículos hacia la mujer “normal”, enmascarando un perfecto engranaje de órdenes e instrucciones con el que convertirte en esa mujer que se supone debes de ser.

¿Literatura? ¿Cultura? Bueno, ponemos en un rinconcito el título de varios bestsellers o del típico libro con un título de 8 líneas, El sombrero que volaba al son del viento tras la casa del bosque rojo, que es muy hipster y modernete, mencionamos una exposición y ¡listo! ¿Quien quiere más?

¿Y el objetivo? El de siempre: boda, hijos y la casa de la playa con perro y todo. Pero ¿qué pasa si eso no se acomoda a nosotras? ¿Y si no queremos una relación heterosexual? ¿Y si queremos disfrutar de nuestras aficiones? ¿Y si no queremos tener hijos? ¿Y si quiero pero no de esa manera? ¿Y si? ¿Y si?…

Mientras, estas revistas se hacen de oro con páginas y páginas de publicidad­, el otro día por ejemplo, cogí una mientras esperaba en una sala de espera y antes de conseguir llegar al contenido tenías que sortear 25 páginas dedicadas a anuncios­, además de la publicidad “encubierta” que te encuentras luego en el interior. Las mujeres se van cargando de complejos, agudizando los que ya tenían y añadiendo nuevos a la lista, creando frustraciones, creando problemas en su autoestima y en su vida porque, si es tan fácil, si sigo todos sus consejos, ¿cómo es que no soy una mujer perfecta? Ahí va la respuesta: porque te han propuesto un modelo que es un ideal, una utopía, algo inalcanzable cuando tú tal y como eres ya eres perfecta y única.

Igual no tengo que aprender a poner “cara de póker” cuando algo que me diga mi pareja me esté afectando, sino aprender a comunicar, a expresar mis opiniones, a ser asertiva, a escuchar, a pedir las cosas, a decir que no,… Igual tenemos que dejar de hacer tan frío y normativo nuestro lado emocional y sencillamente tenemos que aprender a expresarnos, a conocernos y a querernos por cómo somos con nuestras virtudes y nuestros defectos.

Luego están las portadas: no hay variedad. Normalmente aparece una mujer blanca, joven, delgada, muy del tipo ‘nórdico’. ¿Dónde está la diversidad étnica? Si la mayoría de las mujeres blancas no se parecen a esa imagen, las mujeres que son no ­blancas quedan tremendamente alejadas de ese ideal, y las portadas son sólo un ejemplo de lo que ocurre en la moda y la publicidad. Basta buscar “mujer bonita” en Google Imágenes para darse cuenta. Hay que pasar mucho tiempo buscando antes de encontrar una mujer negra, una india o una china, y además las pocas que aparecen, suelen acercarse lo más posible al ideal de belleza eurocéntrico (por ejemplo, negra, pero de piel clara y pelo liso, tipo Beyoncé o Rihanna).

Pero volvamos a las portadas. Da igual que las mujeres sonrían o no, tienen que atraer, demostrar que son sexys, como si en vez de una amiga que te fuera a dar consejos buscaras una amante seductora. ¿Por qué te mira así desde la portada? A lo mejor tú sólo quieres pasar un rato entretenida leyendo algo interesante, pero en la portada lo que se destaca es su mejor pose y si puede ser, también su cuerpo. Porque las revistas rinden culto al cuerpo. El problema es que ese cuerpo acaba convirtiéndose en un objeto. Un objeto que te hará ser mejor, tener una vida plena y tener mucho éxito, pero sólo si lo tratas como nosotras, las revistas, te digamos. Tenemos la fórmula de la felicidad y por eso ponemos en portada gente exitosa, no hay mejor cartel publicitario que un ejemplo “bien logrado”.

Y de repente, o no tan de repente, un buen día decides que realmente a ti no te interesa saber qué ropa se lleva esta temporada, cuál es la forma de maquillarse de las famosas o cuál es la mejor manera de re-­enamorar a tu marido, así que decides ir en busca de otra revista. Descubres que la gran alternativa son las revistas del corazón, en teoría no son revistas destinadas a las mujeres y se sabe que un porcentaje de hombres también las leen, pero mayoritariamente somos nosotras, no ellos. Nos encontramos con un modelo de revista basado en los rumores y las historias personales de farándula. Así perpetuamos otro de los estereotipos con el que las mujeres deben de cargar, el de ‘mujer cotilla’, la mujer a la que le gusta criticar e inmiscuirse en las vidas de los otros, en vez de construirse la suya propia.

Aquí entra en juego el feminismo. Dicen que el feminismo quiere enfrentar a los “dos sexos”, crear una eterna batalla entre hombres y mujeres, cuando la verdad es que quiere acabar con ese binomio que lleva construyéndose desde hace muchos siglos: mujer emocional-­hombre racional, mujer pasiva­-hombre activo, mujer-compleja­ hombre simple, mujer débil- hombre fuerte, y un largo etc. Las revistas para mujeres, de forma inconsciente o aposta, perpetúan esta guerra de género sin sentido, porque fomentan un rol femenino totalmente plano que se mueve en una única dirección.

Ha llegado la hora de romper el molde. Estamos hartas de llenarnos de miedos y complejos cada vez que pasamos a la siguiente página. Estamos hartas de hacer de nuestro cuerpo un continuo campo de batalla siempre al servicio de los demás. Nosotras decimos basta.

Y por eso ya es hora de que exista una alternativa para todas aquellas a las que no nos interesa reírnos de la celulitis de otras, ni nos quita el sueño saber cuál será el color de la próxima temporada, ni casarnos en un entorno bucólico e idílico. Para las que sabemos que ser mujer es mucho más que eso. Para las que nos gusta a veces comer con las manos, aprender a conocernos a nosotras mismas o ir cómodas antes que a la última.

Proyecto Kahlo solo es la respuesta de varias chicas así, que quisimos encontrar una revista para ser felices, disfrutar y aprender, no para deprimirnos y frustrarnos por aquello que no somos. Y como no la encontramos en los kioskos, la creamos en las redes, mano a mano.

Porque estamos en el siglo XXI y ya es hora de que salgan en las revistas las mujeres que no se depilan, las gordas, las flacas, las lesbianas, las trans, las negras, las que no hacen dieta o las que quieren compartir sus inquietudes políticas, sociales o artísticas.

Hemos permanecido en silencio durante demasiados años, pero ya ha llegado el momento. Es hora de poder abrir una revista y sentirnos bien con nosotras mismas al cerrarla. Podemos hacerlo y vamos a conseguirlo juntas.

Vamos a crear las revistas que si aman a las mujeres. Esto no ha hecho más que empezar.

Y es que la vida no se divide en azules y rosas, existen millones de colores y el mundo es mucho más maravilloso con todos ellos.

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Ilustración de Estrella

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2 Comentarios

  1. Excelente artículo, dice punto por punto lo q me pasa cuando veo esas revistas, por suerte encontré PK. Mil gracias. Besos desde Argentina 🙂

    Responder
    • Gracias a ti, Alejandra! sois vosotras, las que nos leéis, las que hacéis que PK funcione <3

      Responder

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