Marco
Como cada 15 de agosto vuelvo al pueblo para celebrar las fiestas. Es el mejor momento del verano, reunirme con la pandilla de siempre y recordar viejos tiempos. Después de cenar con la familia quedo con todo el grupo en la plaza del ayuntamiento, hay una pequeña sesión de fuegos artificiales y luego la orquesta. Cuando llego Ana me dice que no me voy a creer quién ha venido este año… ¡el primo Marco! Él fue mi primer beso en un tonto juego de “beso, verdad o consecuencia” cuando yo tenía 13 años. Estuve colada por él durante mucho tiempo. Le llamamos al primo Marco porque la que es del pueblo es su prima Laura, pero desde niño y hasta los 17 él siempre venía con sus padres a las fiestas y luego se quedaba un par de semanas.
Al fin llega Marco, nos saludamos y nos ponemos brevemente al día. Mientras hablamos noto cómo mi pulso se acelera, no sé cómo es posible que tenga este efecto después de tantos años. Resulta que es ingeniero industrial y ahora trabaja en Irlanda. Mientras hablamos llega Miguel a saludarle, siempre le llama Marcos y hoy no iba a ser menos, entonces los dos le corregimos al unísono, nos miramos y nos echamos a reír. Esto hace que me sonroje, no sé qué me pasa…
Comienzan los fuegos artificiales y me dan un respiro. Cuando llevo un par de minutos mirando al cielo siento que alguien se me acerca por detrás, es Marco. Me susurra al oído que si quiero hacer inolvidable esta noche, me espera al lado de la fuente del parque. Por un momento me deja sin respiración, pero antes de que pueda decir nada, se va.
Cuando recupero el habla le digo a Ana que tengo que ir al baño, está absorta en los fuegos y casi no me hace caso. Salgo corriendo y cuando llego al parque Marco no está. Decido esperarle unos minutos. Estoy muy nerviosa y no puedo parar quieta. Mi mente también va a cien por hora imaginando sus manos sobre mi cuerpo… No sé que hacer mientras espero y decido beber un poco de agua de la fuente. Pulso el botón y me agacho para beber, es reconfortante, no me había dado cuenta de que tenía la boca seca por los nervios. Mientras me levanto noto que se me acerca por detrás. “Hola” me susurra, “no te des la vuelta”. Siento su aliento en la oreja y un escalofrío recorre toda mi columna vertebral. Pega su cuerpo a mi espalda mientras me besa y mordisquea la nuca, puedo notar su erección. Tengo la piel de gallina y la ropa interior húmeda. Me sujeta por las caderas y me lleva hacia una zona con menos luz. Me coge las manos y hace que las apoye contra un árbol. Recorre con sus manos mis brazos hasta los hombros y baja por la espalda, el culo y los muslos. Después vuelve a subir arrastrando mi vestido. Recorre el contorno de mi ropa interior con los dedos y poco a poco los va deslizando por debajo. Ahogo un gemido. Para un momento, se separa y oigo cómo se desabrocha los pantalones. Saca un preservativo y se lo pone. Cuando vuelve a acercarse abro un poco las piernas, estoy deseando sentirle dentro… Sin más preámbulos aparta mi ropa interior hacia un lado y me penetra lentamente. Apoya su cara contra mi nuca y su respiración provoca que me recorran miles de escalofríos. Poco a poco va subiendo el ritmo y tengo que morderme el labio para no gritar… Dirijo una de mis manos hasta mi clítoris y lo acaricio hasta que llego al orgasmo con su pene dentro de mí. Parece que eso le excita todavía más, acelera el ritmo y oigo cómo ahoga un gemido cuando se corre.
Me da la vuelta, me besa y de dice que tengo que volver a la fiesta antes de que me echen de menos. Me coloco un poco el vestido y me voy. Unos minutos después Marco se une al grupo también como si nada.
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Me encanta la forma de tratar a la mujer como un objeto de deseo