Relato erótico de El Fugitivo

Sesenta y siete segundos en el ascensor
Estaban en la oscuridad, desnudos y en silencio. El arma de plástico aún reposaba sobre la mesita de noche. Él parecía incómodo, ella parecía distante. Él levantó el arma y la apuntó. Tomó su cabello con agresividad y la hizo arrodillarse, obligándola a chupar su polla. Ella comenzó a sollozar. Él se detuvo. –No- Dijo ella- No te detengas. Golpéame.- Él dudó. Alzó la mano, pero se contuvo. –No puedo.- Se limitó a decir. Se levantó de la cama, se vistió tan rápido como pudo, y la dejó allí, arrodillada a un lado de la cama, desnuda. Cuando escuchó la puerta cerrarse, tomó el arma de plástico e introdujo el cañón en su coño aún húmedo, hasta llegar a un insatisfactorio orgasmo.
Se conocieron en un chat. Él se hacía llamar Eros73, ella CarameloPicante. Su primera cita tuvo lugar en el baño público de un parque cerca de la casa de CarameloPicante, que en realidad se llamaba Desirée y tenía 32 años. Ella le había enviado una foto suya, para que él la reconociera, pero se había negado a recibir alguna foto de él. Habían quedado la tarde del jueves a las 2:30PM, una hora poco concurrida. Desirée se lavaba las manos, cuando escuchó la puerta del baño abrirse. No volteó, escuchó el cerrojo pasarse. Seguía sin fijarse, sin mirar quién estaba tras ella. Repentinamente, lo sintió, el calor de un cuerpo tras ella, unas duras y callosas manos taparon su boca. su vagina se tornó húmeda al solo contacto de aquellas manos, pero su lubricación no fue suficiente para la montada que se avecinaba. Entre sus piernas recibió la inclemencia de un miembro grueso como las latas de cerveza que ella acostumbra tomar, pilsen extra large y dura como piedra. su cuerpo era demasiado frágil ante la imponente y viril figura que la tenía atrapada. Fue penetrada brutalmente. Una y otra vez. Sentía el placer, acompañado de ardor, pero el ardor solamente le causaba más placer. Se sentía sucia y eso le gustaba.
Tras ese primer encuentro, Desirée y Eros73 se habían convertido en amantes frecuentes. Semanalmente elegían un lugar distinto donde Eros73 pudiese violarla. A pesar de causarle algunos moretones accidentales, Eros73 se había rehusado a cualquier tipo de violencia física contra Desirée, por eso la dejó abandonada aquella noche. Pero ella no podía detenerse. Nunca podría saciarse. Sabía que no era culpa de Eros73, simplemente ella buscaba algo más, o alguien más.
Todo había comenzado hacía tres meses atrás. Aquella noche iba llena de bolsas con las compras y no lograba conseguir las llaves de su piso. Un hombre en la entrada del edificio la observaba. Cuando por fin pudo conseguir sus llaves en el fondo de su cartera, abrió la puerta principal del edificio, y en un gesto de cortesía, preguntó al hombre si iba a entrar. Este aceptó con un tímido: “gracias”. Desirée y el hombre subieron al ascensor en silencio. No había podido detallarlo bien, a duras penas divisó la poblada barba del hombre y aquel olor cítrico de su perfume. Esa noche durmió tranquila, pensando en aquel atractivo hombre, hasta que los incesantes golpes a su puerta la despertaron.
La noticia se corrió por todo el edificio y los periódicos locales: su vecina había sido asesinada brutalmente por un hombre. El mismo hombre que Desirée había dejado entrar al edificio, el mismo que había considerado atractivo. No podía dejar de pensar que de no ser por ella, aquel hombre no habría logrado su cometido… pero también sentía curiosidad por aquel asesino, por los motivos que lo habían llevado a tales acciones… Aún así, le seguía pareciendo atractivo. Fue así como terminó envuelta con Eros73, en una extraña búsqueda por el asesino de su vecina. Consideraba la violación una forma de expiar su culpa, la culpa que sentía por desear a un asesino del que no recordaba el rostro.
Pero ahora Eros73 la había abandonado también. Su penitencia quedaba incompleta y su deseo insatisfecho una vez más. Desirée supo que era momento de volver a usar el chat y continuar con su cruzada, rogando tener la suerte de volver a encontrar a aquel misterioso asesino de rostro desconocido y olor cítrico.

 

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