AFRODISIACOS , FANTASIA Y ANONIMATO.
Piluca necesitaba un título a toda costa, un título de los de toda la vida, es decir, nobiliario. ¿Cúal?, bueno, en este aspecto no era tan exigente, lo mismo le daba Condesa que Baronesa, y llegados a este punto, Marquesa no estaría tampoco nada mal.
Hasta el momento todos sus intentos de conseguirlo habían resultado estériles, cuando había encontrado una víctima propicia a su alcance se le había escapado. Pero esta vez no pensaba fallar, sino con su edad, le iba a faltar poco para dedicarse a vestir santos, como dice el refrán.
No dejaba de tirarle los tejos al hijo único de un Marqués, que para colmo estaba buenísimo, pero el tipo se le resistía, y ni corta ni perezosa, decidió celebrar una macro-fiesta de carnaval con la intención de darle caza.¿Cualés serían sus armas?,…pues un disfraz sexy, sexy de la muerte y unas torrijas, tan típicas de estas fiestas. No eran unas torrijas cualquiera, estas estaban elaboradas con un potente afrodisiaco; la canela, pero en cantidades industriales, pues su abuela, que en paz descanse, le había asegurado que funcionaba.
Puso pues las manos en la masa y por cada litro de leche hervida añadia seis o siete medidas de canela….una barbaridad, pero, pese a su confianza en la abuela, tan sabia, queria estar bien segura.
Llegó la hora y los invitados, más de cincuenta, fueron llegando. Por supuesto todos disfrazados pues la gracia de la fiesta era adivinar quién es quién.
Piluca enseguida adivinó donde estaba escondido su Marqués, ni más ni menos que en un traje de super heroe galáctico indefinido, enmascarado y super ceñido que resaltaba su musculoso cuerpo y sus grandes atributos…Sin duda era él.
Muy decidida se le arrimó muy arrimada y le ofreció una suculenta torrija a lo que el galante Marqués no se pudo resistir. Ella, muy sugerente y dejando caer un tirante de su disfraz de vampiresa, le ofreció una segunda,…y una tercera, …y hasta una cuarta.
El Marqués parecia tener mucho apetito, más bien parecia no haber comido en una semana. Tampoco sus modales eran muy finos que se diga, como el limpiarse las migas con la manga de su traje color rojo-superheroe,..pero que más daba, a un partido así se le perdona todo.
Bueno, poco a poco efectivamente el super heroe se fué animando y parecía como emborrachado con aquellas maravillosas torrijas.
La conversación entre ellos fue subiendo de tono y ya el Marqués no se cortaba un pelo a la hora de mirar descaradamente el exuberante escote de la vampiresa, ni ella se quedaba atrás fijando sus ojos en sus super músculos, parecía como si no existiera nadie más en la fiesa.
Ella se decidió y muy directamente, colocó su delicada mano en sus super partes y le dijo: “Me gustas y te deseo aquí y ahora, subamos a mi habitación”, y el super Marqués le siguió veloz por la escalera.
Al llegar a la habitación de Piluca se arrancaron literalmente la ropa el uno a la otra y la otra al uno,..parecían enloquecidos. Piluca no habia sentido nunca nada igual, el tipo era realmente un super heroe aún sin el traje, del que sólo conservó la máscara durante aquel encuentro tan salvaje y maravilloso.
Lo hicieron de todas las posturas imaginables y sin imaginar, horas y horas, aún cuando los demás invitados, despedidos por el servicio, iban abandonando uno tras otro la fiesta.
Finalmente Piluca extasiada le pide que se “desenmascare” y el lo hace….¡ Horror!….no era el Marqués sino su chofer, a quien su señor habia colgado el muerto de acudir a esa fiesta tan poco apetecible, y siendo de disfraces vió la trampa facil.
Realmente el pobre no había mentido, pues Piluca dio por sentado que era el Marques sin habérselo preguntado,..¿Qué iba a hacer ahora?, ¿dejar escapar a su edad a ese semental?,..ni hablar.
Piluca y Ambrosio ya no podían vivir el uno sin el otro, no hubo en los alrededores pareja más feliz, y cada carnaval Piluca le preparaba sus maravillosas torrijas, cuyos efectos hechiceros duraban todo el año.
Con un hombre así,…¿quién necesita títulos?.
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