~ saludar o no saludar, esa es la cuestión ~
Estudiando la carrera de Psicología (al menos en mi época 👵🏽) nos decían que no podíamos tener ningún contacto fuera de sesión con las personas a las que acompañábamos.
Recuerdo perfectamente un profesor que nos puso de ejemplo “si estás en un bar y entra un paciente tuyo, te vas”. Así, tal cual. Sin saludo, sin mediar palabra. Y vete para que siga manteniendo esa «imagen» de ti.
¿Esa imagen de qué? ¿De persona idealizada que no se junta con el resto de los mortales? ¿De esa que no sale con sus amistades, no comete errores, no sufre, no llora de risa?
Un tema que siempre me ha chirriado porque, sinceramente, no creo que saber que tu psicóloga es humana vaya a afectar negativamente en tu terapia. De hecho igual lo hace de manera positiva, ¿no? Ahí lo dejo.
Evidentemente si «la norma» es no existir más allá de sesión, lo de saludar estaba fuera de la cuestión. Y esa es una duda y una postura que sigue generando controversia.
Hay compañeras que me consta que saludan. Hay otras que, siguiendo aquello que nos dijeron, no lo hacen y se camuflan cual camaleón. Y yo creo que lo ideal es el termino medio.
Por eso, a las personas que acompaño y puedo encontrarme (normalmente si están en otro continente se me olvida avisarlo) siempre les aviso de que si nos encontramos yo nunca me acercaré a ellas pero que ellas SIEMPRE pueden acercarse a mí.
El matiz está en que si yo me acerco, puedo romper involuntariamente su privacidad. Que tengan que decir quien soy o dar explicaciones de ello.
Y todo esto os lo dejo por aquí por si a alguna compañera le sirve y por si queréis coméntadme como lo vivís. ¿Os gustaría que os saludase vuestra psico por la calle o preferiríais elegir si hacerlo o no en función del momento o la compañía?
Soy toda orejas… digo, oídos 😉
Etiquetas: confidencialidad, cuidados, normas, psicóloga, relaciones sanas