por MartaGPeris | Oct 7, 2010 | relatos eróticos
ADIOS VIRGINIA Virginia acaba de salir de la piscina. Están ella y Pablo solos. Deja caer su bañador a la par que un vestido se escurre sobre sus hombros. Pablo la contempla con deseo, acariciándose. Ella se tumba boca arriba de manera que Pablo adivina su entrepierna desnuda. Se pone sobre la joven y… -¡Ay! Me haces daño,- se queja Virginia sin moverse. -Lo siento, no quería,- dice Pablo apartándose con suavidad. Ella se incorpora, besa a su amigo con afecto y se va. Una gota roja tiñe el césped. -Adiós Virginia. -Adiós Pablo. ¿Adiós...
por MartaGPeris | Oct 7, 2010 | relatos eróticos
A cuatro patas. Sintiéndome sucia, depravada, receptiva al falo que amenaza mis fronteras; expuesta para ser penetrada hasta el interior de mi reino, asaltada con gemidos de placer entre litros de mis jugos, que saborearé cuando mis fauces engullan su sexo para drenarlo y que su simiente cubra mi rostro… – ¿Así imaginas tu primera vez, hermanita? – preguntó condescendiente Ana, agitando la hoja que había encontrado sobre el escritorio que compartían. Sandra no la escuchó. Aquella noche sería tal y como había escrito. Ana seguía despierta cuando regresó. No preguntó nada. El sonido del papel rasgado entre lágrimas fue...
por MartaGPeris | Oct 7, 2010 | relatos eróticos
CINCO PALABRAS Por fin, despues de tanto tiempo juntos habían decidido dar el gran paso,…pequeño para la humanidad pero enorme para ellos. Mientras se fumaba un pitillo pensó que no había estado nada mal, teniendo en cuenta que era la primera vez para ambos. Ella tardaba mucho en la ducha,…¡cosas de chicas!. Pasado un rato decidió ir a buscarla, abrió la puerta de la habitación, en el baño el grifo seguía abierto,…pero no había nadie. La ventana estaba abierta, daba al jardín oscuro. Sobre la mesilla había una nota: “Querido Pedro, sólo cinco palabras: He decidido volver al...
por MartaGPeris | Oct 7, 2010 | relatos eróticos
Y ELLA ME DIJO...
por MartaGPeris | Oct 7, 2010 | relatos eróticos
UN MOMENTO (EN S) Sinuosas sus curvas moviéndose al son de una sencilla sonata. Siempre tocando, siempre sintiendo sobre la suave superficie de su piel esas caricias que sortean diferentes suertes según el sitio seleccionado. Silencio sólo roto por los dulces gemidos del deseo, seduciendo a sus almas y haciéndolas perderse en sus sensuales y excitantes sonidos. Susurros que surcan por ese sendero, desconocido hasta ahora, de sensaciones que satisfacen mas allá del sentido, sin salir de ese santuario al que sucumbe todo ser. Hermosa fase de pasión sostenida que se desvanece entre sus desnudos cuerpos en un singular momento de mutua...