Fantasías

El otro día, tomando algo con unos amigos hablábamos de las fantasías y me di cuenta de como la educación que hemos recibido y la sociedad en la que hemos crecido, han calado tan hondo que han conseguido llegar hasta este mundo de imaginación. Comentábamos el caso de la película «León: El profesional» y un amigo nos contaba como se excitó al ver a Natalie Portman pero se sintió muy mal porque ella sólo tenía 12 años. Su cuerpo en ese momento llegó a una contradicción, así como puede pasar con otras películas como «Lolita» o «Beautiful Girls», te muestran una niña joven en actitud seductora para provocarte deseo y cuando lo consiguen ¡pam! el sentimiento de culpa aparece en escena. La fantasía es libre y fantasear con una niña de 12 años puede que no sea políticamente correcto decirlo pero no está mal, porque sólo es eso, una fantasía y ello no conlleva que vayas a salir a la calle a intentar seducir a una persona menor de edad, del mismo modo que alguien puede fantasear en un momento de estrés laboral con cargarse a su jefe y no por ello lo va a hacer. La fantasía es sólo eso, un sueño, un invento. Hay que saber diferenciar entre el mundo real y el imaginario, sabiendo que en el segundo puedes hacer lo que te venga en gana. Es más, muchas veces, lo fantaseado, no se querría llevar a cabo en la realidad porque su mayor atractivo reside precisamente en eso, en no ser...

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