Relato erótico de Selegna

Sex con Sabal   25 Enero 2013.Como cada día me encuentro en mi hospital, en Londres,…trabajando, no hay mucha gente por aquí, no creo que mi médico preferido aparezca… así que, hoy lo de limpiar habitaciones, no tiene mucha gracia… me falta motivación!! Me entretengo tarareando canciones mientras pienso en él, esta vez “The Heart Asks Pleasure First” de “Michael Nyman”, banda Sonora de “El piano”, se me nubla la vista recordando el contenido erótico de esta película e maginando a Sabal, que así se llama mi médico, y a mi retorciéndonos de deseo de esa manera. Creo que él no es impasible a cada gesto mío, una sonrisa, una mirada, pareciera que el tiempo se detuviese en estos pequeños momentos… Un “Good Morning” irrumpe mi ensoñación, ¡¡es él!!… a duras penas puedo responderle, mi entrepierna esta húmeda e inesperadamente ahora más. Se dirige a la oficina y deja su chaqueta, clava sus ojos en los míos y se dispone a trabajar. ¡¡Madre mía!!, que mirada tiene, penetrante, sensual, su piel morena, este hindú verdaderamente me tiene loca. De repente, una idea picara me viene a la cabeza. Escribo una nota “YOU MAKE ME FEEL CRACY…” La doblo y me dirijo a la oficina y, haciendo como que limpio, meto la nota en el bolsillo de su chaqueta. Oh! ¡¡Mi adrenalina esta por las nubes!! Si alguien me viera… ¡¡Qué excitante…!! ¡¡Por Dios Marian!!, me digo a mi misma, ¡¡ya, basta, céntrate y trabaja!! Así que me voy a limpiar una habitación vacía de las tantas que hoy tengo que hacer, a este paso veremos si no me despiden....

Relato erótico de Alfredo María

Tarde en el parque    Aunque fuera primavera, la tarde era calurosa, así que no se extrañó al ver a Tere con un vestido corto de paño blanco que prohibía la mirada a sus interiores con un tejido interior más opaco. Aunque la conocía desde principios de noviembre y el hecho de acostarse con ella era algo normal, hoy la veía realmente espectacular. Un generoso escote le permitía ver el canalillo de sus bien puestos pechos. Sentía que se iba excitando poco a poco, pareciendo un adolescente hormonado. Tras un beso y un “cómo ha ido el día”, decidieron ir a la terraza del parque que había cerca. La tarde invitaba a ello. Hablaron de todo y de nada, mientras Jorge bebía una cerveza y Tere tomaba un helado que se le había antojado, aludiendo al tiempo que no lo hacía. Su forma de lamer el helado era pura lascivia. No podía parar de mirar el escote y las hermosas piernas que iban cruzando de un lado a otro, intentando Jorge atisbar lo hacía lo que había entre ellas. Entre los cruces, los lamidos, el escote, el calor y la poca concentración que le quedaba, Jorge se fijó en algo que destacaba sobre el vestido.      – ¿No llevas sujetador? Mientras Tere se bajaba el vestido hasta enseñar sus pezones erectos por el frío del helado, contestó:      – No Jorge contestó rápido:      – Me estas poniendo y mucho Separó sus piernas, se subió el vestido y separó su ropa interior de la piel, enseñándo su sexo:      – ¿Te pongo más así? La...

Relato erótico de Seoanex

Laura Una historia en un lugar sin tiempo… Hoy desperté; satisfecho, sin apetito ni preocupaciones. Todo lo contrario le sucede a Laura y sus hambrientos ojos, siempre fieles a mis deseos. Intemporal es Laura, mi ama de llaves; como “Antienn”; refugio de tres orgullosas generaciones McHearn. Recuerdos anclados en la mansión son ancianos jueces: Conquistadores, capitanes de caballería, mujeres criollas, guerras, disputas, esfuerzo, mentiras, combates, desdichas, y la cólera divina; crearon la estirpe McHearn. El frugal cuerpo al que obedece le sigue a todas partes. Conoce indisolubles enseres, estancias, olor de la hacienda, secretos de Antienn, como los brotes de sus dedos. Su lóbrega sombra la invita a entrar en 111 mi habitación. Siquiera me ve; la observo. Los ojos negros de Laura, con una estremecedora melancolía ataviados, sesgan la obscura estancia. Ante los doloridos ojos; el lecho de estilo barroco, anulado al descubrir un bulto de carne encima ¡Ciertamente!; en las sábanas ya púrpuras, navega el cadáver de una criatura otrora humana. Carece de ojos. Gráciles, fuertes dedos los han dispuesto con el mayor cariño y cuidado sobre la almohada. Resbalan formando las caricias de Laura, el concebir de dulce humedad; coagulando cabellos, sangre, con desamor. Me esfuerzo… Recuerdo su cálido vientre, bañado en vino, fueron noches solo limitadas por nuestros cuerpos y la naturaleza humana. Mi existencia traspasaba las horas, días, segundos; confundiéndome con su piel color espiga, abandonándome en labios olor miel, y el salvaje 112 aroma de sus muslos sabor a mar. Extraviando mi alma generosamente. Sin mesura contemplándola. Deje de leer, apenas comía, desatendí la cosecha, mis campos con sus esclavos negros. Los estudios...

Relato erótico de Caperucita Feroz

Ya te tengo   Se han visto tan solo cinco veces, pero esos encuentros han bastado para forjar entre ellos un inusual compromiso. Han hablado de cine y de literatura, y de las cuestiones más mundanas; paseado bajo el cielo de Madrid y bailado hasta el mareo en discotecas de música atronadora; reído a carcajadas con tontas anécdotas televisivas y compartido confidencias sobre experiencias amargas. Como un imán y una limadura de hierro, se atrajeron instantáneamente en la sala abarrotada en que se conocieron, y ese magnetismo es cada vez más poderoso. Sin embargo, aún no se han tocado. Ella apenas ha sentido el leve roce de su mano en el hombro desnudo, cediéndole el paso en cada puerta, y él la calidez de unos besos impresos deliberadamente junto a la comisura de los labios como despedida bajo el farol que alumbra su portal. Son novios a la antigua entre los que se palpa una intensísima corriente de deseo, disparada directamente desde sus ojos pero silenciada en la boca y paralizada en el gesto. Y tras el adiós, la contención da paso al frenesí de la mano solitaria bajo las sábanas, distantes en el espacio y coordinados en el tiempo, llamándose a gritos ahogados a través de la noche. A ella le sorprende que el hombre comedido la reciba con un abrazo que corta la respiración. El hambre de su carne es tan fuerte que no la deja dormir, y la firmeza de sus brazos sosteniéndola contra sí y una frase imperativa al oído, hoy te quedas conmigo, le hacen sentir una excitación que, cual rayo palpitante, la recorre...

Relato erótico de BettyB

Atardecer El sol empezó a bajar en el horizonte. Suaves colores malvas y dorados se reflejaban en las cálidas aguas del mar. Allí estaba, sentado en la roca más alta, su mirada fija en el infinito, dejando volar sus pensamientos. Un suspiro escapó de sus labios. Vestía un pantalón de lino del color de la arena y una camisa blanca que resaltaba el moreno de su piel. La brisa acariciaba su cuerpo y susurraba en sus oídos. Oyó una voz a sus espaldas, como un suave eco. Se giró y ante sus ojos tenía la mujer más hermosa que nunca pudo imaginar. Sus ojos eran de un color plateado con destellos color miel en el iris. Los largos cabellos castaños y sedosos caían sobre sus hombros desnudos en cascada. Un vestido azul resaltaba su esbelta figura de piel cremosa. La voz de la joven le devolvió a la realidad, quién al no obtener respuesta, insistió y volvió a formular su pregunta. La miró admirado, como si aquella presencia no fuera de este mundo. La joven le sonrió, buscaba su perro, un pastor belga, lo había perdido y quería saber si lo había visto por los parajes. El hombre negó con la cabeza y ella decepcionada se disponía a marchar, cuando él corrió hacia ella y la retuvo suavemente por el brazo. Lo miró sorprendida y sin decir palabra, el hombre puso una mano sobre su mejilla y la besó dulcemente en los labios. Ella, turbada, respondió cálidamente al beso. Una ola de pasión se apoderó de ellos, la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia él mientras sus...

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