Tras una infidelidad

Tras una infidelidad

Para cada pareja el término «infidelidad» implica una cosa diferente. Para unas es el mero hecho de hablar con un persona todos los días, para otras sería un beso, para otras unos cuantos, para otras un coito, para otras relaciones emocionales,… Lo que si está claro es que todas tienen un denominador común: la traición. La traición es un sentimiento bastante desgarrador porque no sólo duele sino que hace que tu realidad se tambalee… «¿qué ha pasado?» «¿por qué?» «¿cómo ha podido pasar?» y la más angustiosa «¿quién es esta persona?». Esto es así, podemos llevar días o años con esta pareja, hacer vida juntos o separados pero una situación así siempre va a hacer que veamos al otro como un ser extraño venido de otro planeta y, lo peor, no habla nuestro idioma. Si nuestra pareja nos ha sido infiel y va a seguir su vida por otro camino no podemos hacer nada, no hay elección, no está en nuestra mano. No nos queda otra que asumirlo, recuperarnos y tirar hacia delante. Sin embargo, si lo que quiere es muestro perdón y hacer un «borrón y cuenta nueva», ahí es cuando entramos nosotrxs a decidir. Y esto es muy complicado. Si recuperar la confianza tras una traición puede resultar muy difícil, más difícil aún es lo que viene antes: «¿quiero?» y, sobre todo, «¿qué es lo mejor para mi?» Aquí tenemos 2 situaciones: la persona que se guía por el impulso y la que necesita un tiempo. La impulsividad a veces no es buena consejera pero muchas veces es acertada, además, no todas las personas tienen madera para...
¿Qué te pasa? Nada…

¿Qué te pasa? Nada…

¿Cuántas veces le habéis preguntado a vuestra pareja “¿qué te pasa”? ¿y cuantas cuantísimas de esas veces la respuesta ha sido “nada”? pero un “nada” que de nada tiene nada, un nada cargado de “tú deberías saberlo”… y la pregunta es ¿deberías? La respuesta está clara: no. Existen muchas distorsiones cognitivas y todos hemos cometido alguna o muchas. Unas de las que más surgen en terapia son: Adivinación del pensamiento: predecimos o profetizamos el resultado de un evento antes de que ocurra. Por ejemplo: “Un día conocerá a otra persona y me dejará”  Lectura del pensamiento: presuponer o adivinar las intenciones, actitudes o pensamientos de otros, como si fuésemos auténticos telépatas. Por ejemplo: “Ya no le gusto, no se divierte conmigo” Como veis las dos son bastante similares y, lo único que hacen, es presuponer que todos tenemos un sexto sentido por el que inferimos las cosas. ¿A qué nos lleva esto? a 2 cosas: 1. Cuando somos nosotros los que adivinamos: Ponemos en la actitud de nuestra pareja los pensamientos que nosotros queremos. Por ejemplo, vemos a nuestra pareja en el sofá leyendo y le preguntamos “¿salimos a dar una vuelta?” y su respuesta es “la verdad es que ahora no me apetece”. Hasta aquí bien, ¿verdad? pero se puede dar el caso en el que la persona que ha hecho la sugerencia se plantee pensamientos tipo “está enfadado y por eso no quiere”, “he debido hacer algo que le ha molestado”, “está apático”, “ya no es feliz conmigo” etc. Acabamos de ver como de una única respuesta nos hemos lanzado a añadirle una serie de cargas emocionales que, no sólo no sabemos si tiene,...

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