por MartaGPeris | Abr 28, 2013 | relatos eróticos
Laura Una historia en un lugar sin tiempo… Hoy desperté; satisfecho, sin apetito ni preocupaciones. Todo lo contrario le sucede a Laura y sus hambrientos ojos, siempre fieles a mis deseos. Intemporal es Laura, mi ama de llaves; como “Antienn”; refugio de tres orgullosas generaciones McHearn. Recuerdos anclados en la mansión son ancianos jueces: Conquistadores, capitanes de caballería, mujeres criollas, guerras, disputas, esfuerzo, mentiras, combates, desdichas, y la cólera divina; crearon la estirpe McHearn. El frugal cuerpo al que obedece le sigue a todas partes. Conoce indisolubles enseres, estancias, olor de la hacienda, secretos de Antienn, como los brotes de sus dedos. Su lóbrega sombra la invita a entrar en 111 mi habitación. Siquiera me ve; la observo. Los ojos negros de Laura, con una estremecedora melancolía ataviados, sesgan la obscura estancia. Ante los doloridos ojos; el lecho de estilo barroco, anulado al descubrir un bulto de carne encima ¡Ciertamente!; en las sábanas ya púrpuras, navega el cadáver de una criatura otrora humana. Carece de ojos. Gráciles, fuertes dedos los han dispuesto con el mayor cariño y cuidado sobre la almohada. Resbalan formando las caricias de Laura, el concebir de dulce humedad; coagulando cabellos, sangre, con desamor. Me esfuerzo… Recuerdo su cálido vientre, bañado en vino, fueron noches solo limitadas por nuestros cuerpos y la naturaleza humana. Mi existencia traspasaba las horas, días, segundos; confundiéndome con su piel color espiga, abandonándome en labios olor miel, y el salvaje 112 aroma de sus muslos sabor a mar. Extraviando mi alma generosamente. Sin mesura contemplándola. Deje de leer, apenas comía, desatendí la cosecha, mis campos con sus esclavos negros. Los estudios...
por MartaGPeris | Abr 28, 2013 | relatos eróticos
Ya te tengo Se han visto tan solo cinco veces, pero esos encuentros han bastado para forjar entre ellos un inusual compromiso. Han hablado de cine y de literatura, y de las cuestiones más mundanas; paseado bajo el cielo de Madrid y bailado hasta el mareo en discotecas de música atronadora; reído a carcajadas con tontas anécdotas televisivas y compartido confidencias sobre experiencias amargas. Como un imán y una limadura de hierro, se atrajeron instantáneamente en la sala abarrotada en que se conocieron, y ese magnetismo es cada vez más poderoso. Sin embargo, aún no se han tocado. Ella apenas ha sentido el leve roce de su mano en el hombro desnudo, cediéndole el paso en cada puerta, y él la calidez de unos besos impresos deliberadamente junto a la comisura de los labios como despedida bajo el farol que alumbra su portal. Son novios a la antigua entre los que se palpa una intensísima corriente de deseo, disparada directamente desde sus ojos pero silenciada en la boca y paralizada en el gesto. Y tras el adiós, la contención da paso al frenesí de la mano solitaria bajo las sábanas, distantes en el espacio y coordinados en el tiempo, llamándose a gritos ahogados a través de la noche. A ella le sorprende que el hombre comedido la reciba con un abrazo que corta la respiración. El hambre de su carne es tan fuerte que no la deja dormir, y la firmeza de sus brazos sosteniéndola contra sí y una frase imperativa al oído, hoy te quedas conmigo, le hacen sentir una excitación que, cual rayo palpitante, la recorre...
por MartaGPeris | Abr 28, 2013 | relatos eróticos
Atardecer El sol empezó a bajar en el horizonte. Suaves colores malvas y dorados se reflejaban en las cálidas aguas del mar. Allí estaba, sentado en la roca más alta, su mirada fija en el infinito, dejando volar sus pensamientos. Un suspiro escapó de sus labios. Vestía un pantalón de lino del color de la arena y una camisa blanca que resaltaba el moreno de su piel. La brisa acariciaba su cuerpo y susurraba en sus oídos. Oyó una voz a sus espaldas, como un suave eco. Se giró y ante sus ojos tenía la mujer más hermosa que nunca pudo imaginar. Sus ojos eran de un color plateado con destellos color miel en el iris. Los largos cabellos castaños y sedosos caían sobre sus hombros desnudos en cascada. Un vestido azul resaltaba su esbelta figura de piel cremosa. La voz de la joven le devolvió a la realidad, quién al no obtener respuesta, insistió y volvió a formular su pregunta. La miró admirado, como si aquella presencia no fuera de este mundo. La joven le sonrió, buscaba su perro, un pastor belga, lo había perdido y quería saber si lo había visto por los parajes. El hombre negó con la cabeza y ella decepcionada se disponía a marchar, cuando él corrió hacia ella y la retuvo suavemente por el brazo. Lo miró sorprendida y sin decir palabra, el hombre puso una mano sobre su mejilla y la besó dulcemente en los labios. Ella, turbada, respondió cálidamente al beso. Una ola de pasión se apoderó de ellos, la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia él mientras sus...
por MartaGPeris | Abr 28, 2013 | relatos eróticos
La-amo Ella siempre quiso invitar a alguien a nuestras sábanas, a nuestros encuentros de pareja. Nunca puso reglas sobre el género, orientación sexual, actitud o aspecto físico, eso me lo dejaba a mí, decía. Yo, siempre fui reacio. La mañana en la que ella cumple 30 años nos duchamos juntos, lavándonos el uno al otro, hablando de lo que haremos el resto de la jornada laboral. Nos despedimos en la puerta, cada uno toma un camino. Me cito con una amiga. Una asesora erótica, con una maleta llena de sensualidad y juguetería. Esta condición asegura que el presente y la actitud de este nos gustarán. Tomamos café mientras la explico lo que deseo regalarla a mi pareja. Ella, me aconseja sobre que adquirir. – No sé si es el regalo adecuado – duda – sin saber lo que a ella le gusta, sin que ella lo sepa. – Es parte del regalo, no tendremos problema. – Y tú, ¿estarás cómodo? – se interesa, graciosa, por mí. – Yo estaré bien – Ansioso, pienso. Cuando llega a casa ya la estoy esperando. Abre la puerta con curiosidad y me encuentra delante de ella vestido con media sonrisa. Y un “vale por una fantasía sexual”. Ella, sin dudarlo, pide compañía en nuestros juegos de amantes. Reímos. La beso los ojos para cerrárselos, la acompaño de la mano hasta la habitación que he ambientado para la ocasión. Antes de que los abra, la desnudo y tumbo, la ato de manos y pies a nuestra cama, cubierta con una sábana negra de vinilo. Al...
por MartaGPeris | Abr 28, 2013 | relatos eróticos
Dulce mañana Era domingo me encontraba a solas en mi cuarto. Las 9 de la mañana, otro día más él no estaba al despertarme. Sabía muy bien que por mi lenguaje corporal necesitaba que me hiciese el amor, que me acariciase todo el cuerpo con sus dulces manos, que sus dedos acabaran deslizándose por donde mi deseo pedía a gritos que me hiciese explotar de placer. Tenía que subir en cualquier momento, el paseo matutino de Milo no sería muy largo, llovía y hacia frio, me encanta los fines de semana otoñales, estar acurrucada junto a él hacía que mi cuerpo lo deseara en cada momento. Oí las llaves y en ese instante me empezó a palpitar mi deseo como nunca, se hizo eterna la llegada a la habitación, me hice la dormida y veía que silenciosamente y con mucho cuidado se desnudaba y se metió en la cama, uuummm estaba helado pero con el contraste de mi cuerpo ardiendo hacia que lo deseara mucho más, me abrazó desde atrás y con sus grandes manos cogió mis pechos, con los pulgares bordeando mis pezones duros y hambrientos de su boca. Bajó su mano hacia mi sexo esperando que reaccionara a sus caricias pero su sorpresa fue al comprobar lo húmedo que estaba, como si lo esperase como agua de mayo. Su exquisito quejido de placer susurrándome al oído lo deliciosa que estaba, me ponía a mil. Me giré suavemente deslizándome sobre su cuerpo hacia su manantial, era pura vida, mi lengua saboreando tan exquisito manjar, mis labios surcando por su pene tan duro, era incapaz de dejar de...