A algunas mujeres cis les pasa que, cuando intentan mantener una relación coital, se da una contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que hacen que la vagina «se cierre» provocando dolor, ardor y una imposibilidad para practicarlo. En estos casos estaríamos hablando de vaginismo.
Se suele diferenciar entre dos tipos:
1. Vaginismo primario: personas que lo padecen desde siempre. Es habitual que incluso les haya afectado en otras situaciones de su vida, como puede ser al intentar usar un tampón o hacerse un examen ginecológico
2. Vaginismo secundario: cuando la mujer ha mantenido relaciones coitales satisfactorias durante su vida pero, llegada a determinado momento, empieza a resultarles imposible.
Hay mujeres que viven esta experiencia con vergüenza, culpa y hasta confusión llegando a creer que su vagina está cerrada literalmente.
Para entender mejor todo vamos a verlo con un ejemplo práctico:
- Coged la mano izquierda y cerradla en un puño sin apretar
- Con el dedo índice de la mano derecha intentad meterlo dentro del puño de la mano izquierda, se puede, ¿verdad?
Ahora vamos a volver a hacer la prueba:
- Cerramos la mano izquierda en un puño pero esta vez lo apretamos con fuerza
- Luego intentamos introducir el dedo de la otra mano en el interior… ¿resultado?
Se ha complicado la cosa, ¿verdad?. O no habéis podido, o habéis tenido que «escarbar» para conseguirlo y, seguramente, os ha resultado incómodo, tanto en el puño en sí como en el dedo que se intentaba abrir camino.
Eso es lo que se encuentran una persona que padece vaginismo y su pareja.
«¿Y por qué no relaja los músculos?» podéis preguntaros. Pues porque, básicamente, la contracción se hace de manera involuntaria y, a pesar de que la mujer se de cuenta de ello, le suele resultar imposible hacer nada el respecto. Por decirlo de alguna forma, para ellas es una reacción habitual, lo mismo que cerramos los ojos si nos intentan meter un dedo en ellos. Pero ¿realmente es imposible controlarlo?. Por supuesto que no.
Algunas veces el origen es físico. Por estar padeciendo una infección urinaria o vaginal, o tras una cirugía o postparto. (Al igual que os comentaba hablando de la Dispareunia.)
Otras veces el origen es psicoemocional:
- Malas experiencias pasadas y/o traumas, no necesariamente de contenido sexual.
- Ideas negativas respecto a la sexualidad. Muchas veces -demasiadas- la «educación» recibida en este ámbito se convierte en «educastración».
- Ideas negativas sobre nuestro cuerpo, en general, o los genitales en particular
- Ansiedad y miedos. Al dolor, al embarazo, a enfermedades…
El vaginismo se soluciona trabajándolo en terapia, con un asesoramiento psicológico y algunos ejercicios físicos que realizarás en casa. El problema está cuando no das el paso, cuando lo que haces es forzarte a tener relaciones, darle vueltas a la cabeza y empezar a sentirte cada vez peor contigo misma. Con estas actitudes, no sólo no solucionas nada sino que empeoras la situación.
Da el paso, aprende «a relajar el puño» y a disfrutar de tu vida y tus relaciones sexuales.
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