Hoy, al salir del trabajo, he visto como un hombre sacaba de una sillita a una niña -deduzco que su nieta- y la dejaba con todo el mimo en el suelo. Pero luego, con el ceño fruncido le ha dicho «te has portado mal, ya no te quiero«.
La pequeña no tendría ni 3 años y le miraba triste sin entender.
Yo, con 34, también.
Seguro que más de unx habéis escuchado esa expresión alguna vez, ¿verdad?
Todxs sabemos que no se dice en serio, que no representa una realidad pero ¿nos damos cuenta de la crueldad que transmite?
Al final, con ese «ya no te quiero«, lo que entiende la peque es que si no hace lo que le dicen, si no es obediente, puede perder el amor que recibe. Somos seres emocionales y necesitamos saber que un amor tan incondicional como ese no va a cambiar en función de como me comporte porque, si no es así, ¿qué es lo que tengo?. Inseguridad.
Qué mensaje más doloroso, ¿no creéis?
Un chantaje emocional en toda regla que, además, puede provocar muchas cositas en su futuro, en su vida de adulta. Y no, no estoy exagerando porque, por desgracia, me lo encuentro en terapia.
Puede conseguir que se convierta en una persona que no se atreva a contradecir a las personas que quiere por miedo a que eso suponga una pérdida de afecto e, incluso, una persona que se cierre al amor por miedo a perderlo.
Porque creces, conoces a alguien y decides diluirte, desdibujarte, para no desentonar, ceder para no discutir, asentir por ver a tu pareja discutir, excusarle para quitarle su responsabilidad en la relación.
Y, a pesar de todo esto, puedes escucharlo un día:
«Ya no te quiero»
Y todo se desmonta.
Nada cuadra.
¿Cómo puede haber pasado si he hecho todo lo que has querido siempre?
¿Cómo puede no salir bien si he seguido las instrucciones al pie de la letra?
Si me he portado bien, si te he dado todo, si he hecho todo lo que has querido…
Por todo esto yo voto por que mandemos al garete todas estas expresiones. Entendamos la importancia del lenguaje. Que porque sea «una forma de hablar» no significa que esté bien dicho.
Porque esa niña de 2 años ha entendido muy bien esa frase.
Con todo lo que eso implica.
Etiquetas: dependencia, educación, emociones, expresiones, infancia, problemas, relaciones afectivas, ruptura, sumisión, terapia de pareja