Si no supieses tu edad, ¿cuántos años dirías que tienes?

Si no supieses tu edad, ¿cuántos años dirías que tienes?

Con esa pregunta terminaba hace un tiempo un artículo y -llamadme ególatra o bucle infinito- pero al releerla me he inspirado a mí misma. Que cosas. Me he puesto a pensarlo y a plantearme qué es eso de lo que hablamos cuando decimos madurez. Al final somos un conjunto de experiencias y conocimientos que, evidentemente, dan forma a nuestra manera de actuar, pensar y comportarnos. Pero, ¿es eso madurar? Al crecer se nos pide que amortigüemos nuestras emociones. No vemos mal que un niñx se ponga a dar saltos de la emoción cuando va a hacer algo que estaba deseando, sin embargo nos choca si lo vemos en una persona que entre en la categoría de ‘adulto’. Nos tragamos nuestras lágrimas, nos aguantamos la risa, pensamos antes de hablar y nos callamos cosas por el qué dirán. Pero que las controlemos no significa que no las sintamos, simplemente que tenemos nuevas estrategias que hacen que esas emociones sean adaptativas. Si que es verdad que cuando crecemos también lo hace -o debería- nuestra empatía y que dejamos de pensar que somos el centro del universo… pero la realidad es que en cierta forma lo somos. Tú vida sin ti no solo no tendría sentido, sino que no existiría. A veces jugamos a ser adultxs y a veces lo hacemos a ser niñxs. Pero lo realmente importante es eso: jugar. La cantidad de pensamientos como ‘a mi edad no debería’ o ‘ya se supone que no toca’ nos hacen entrar en contradicciones. Porque se supone que con treinta y pico no voy a hacer tal o Pascual pero un día me...
La memoria es el perro más tonto, le tiras un palo y te trae cualquier cosa*

La memoria es el perro más tonto, le tiras un palo y te trae cualquier cosa*

Siempre que me pongo las Martens vuelvo a la adolescencia. A esos años en los que casi dormía con ellas. Daba igual que hiciesen -2 grados que 28, que allá que iba yo. Pero no sólo eso. Vuelvo a las primeras veces. Los primeros besos, las risas, las escapadas, los vaciles, los juegos, las confidencias, las risas, los corazones henchidos y los rotos, la música, los parques, las risas, las copas, los bailes, los paseos, las discusiones y, de nuevo, las risas. Un día mi madre, tras muchas amenazas, aprovechó que dormía para tirar las botas a la basura. O se fueron ellas solas tal y como estaban. Todo es posible. Y nada cambió. Todo permaneció como hasta entonces. Ahora las vuelvo a llevar y revivo aquello que sentí y sonrío. Pero la magia no está en ellas. Nunca ningún objeto tendrá ese poder. Nuestra memoria si. No la que te recuerda que mañana tienes dentista o si has cogido las llaves al salir de casa, sino la memoria del placer. Esa en la que guardamos todo lo que nos hace bien. Esa que siempre tenemos que seguir llenando de experiencias. Esa que cuando revisitas te pone la piel de gallina ? *La frase que da título al post es de ‘Tokio ya no nos quiere’ de Ray...
Stay

Stay

Cerré los ojos y me encontré flotando entre las estrellas. Más allá del universo, más allá de nuestra galaxia, más allá de lo conocido. Alejada del resto de personas, de un entorno seguro, de una comodidad. Pero más cerca de mi. De lo que soy. De lo que somos. De nuestra esencia. Somos capaces de crear mundos con la imaginación. Sabemos hacer soñar. Y volar entre las estrellas. Recordando, inventando, visionando un futuro mejor. Y me quedo flotando. Ni cerca ni lejos. Ni fuera ni dentro. En ese limbo de nuestra mente al que sólo llegamos a través de una canción.   Canción: ‘Stay’ de la BSO de Interstellar...
¿Cómo te hablas?

¿Cómo te hablas?

¿Cómo te hablas? Lo que nos decimos y cómo nos lo decimos importa. A veces damos mil vueltas y hacemos 140 croquis para saber como expresar algo a otra persona. Untamos el molde con paciencia y añadimos: – 100gr de empatía – 100gr de asertividad – 1 cucharada de respeto – Media rodaja de miradas – Unas horitas de sinceridad – Una ramita de claridad Y a 180° del horno del cariño durante unos minutos. Uhmmm… huele bien. ¿Y con nosotrxs mismxs? Pues ponemos el mismo cuidado que el que pica algo de la nevera al llegar de una noche de juerga. A lo bruto. A lo loco. Y sin filtros. Ni un vasito de agua para pasarlo. Pero eso no es todo sino que, además, nos juzgamos por cosas que no juzgaríamos a los demás. Esa cosita que parece una tontería y que en otra persona o no nos llamaría la atención o justificaríamos: en nosotros se convierte en una etiqueta. Un hecho. Una realidad. Y aunque no lo sea, en tan solo un segundo nos hemos vestido con una camiseta que lo indica. ¿Y qué pasa cuando sentimos que hemos hecho algo mal? Que consideramos que merecemos ser castigados y… espera un momento, ¿para que nos va a castigar alguien si nosotrxs lo hacemos mejor? ¡Una ronda de autocastigo para la mesa 8! ¡Marchando! Si no te enteras de algo: eres tontx. Si has tropezado 2 veces con la misma piedra: no vales para nada. Si consideras que has hablado de más: bocazas. Si no has hecho los 8563 planes que tenías apuntados en tu agenda: eres...
Se puede cambiar el mundo

Se puede cambiar el mundo

〰️ Quizás lo supe siempre. O igual lo soñé. Pero siempre tuve claro lo que quería del mundo a pesar de que me mirasen con cara de ‘estás loca’. Se puede cambiar el mundo. Ya lo creo. Puede que lo que aportes sea una gota en un océano. Pero qué gota. Y si todo el mundo la pusiese. Y si todo el mundo utilizase lo que tiene a su alcance para crecer, para cuidar, para disfrutar. Porque todxs podemos cambiar el mundo. Empezando por nosotrxs mismxs. Y dando a los demás. Tenemos la herramienta. Tenemos el arma para conseguirlo. No se necesita ser nada especial para usarla. Sabemos hacerlo. Nacemos sabiendo, simplemente hay quien lo olvida por el camino. Pero aquí estoy para recordártelo. Para animarte a que desempolves aquello que tienes dentro. Para que recuerdes esos momentos de inmortalidad de cuando eras pequeñx. Para que tengas en cuenta que las personas que te rodean pueden ser maravillosas. Y tú lo eres. Y tú también. Y tú. Y tú. La que sigue leyendo esto y la que pasó a otra cosa. La que lo sabe y la que lo duda. Porque el amor puede con todo. Así que ama. Como si no hubiera un mañana. Y dilo. Di las cosas buenas que ves en los demás y no sólo los defectos. Regala momentos de alegría y no sólo los malos pensamientos. Llama por hablar. Llama por escuchar. Ama. Y sueña. Y entre todxs hagamos de este mundo una maravilla. Quizás lo supe siempre. O igual lo soñé. Pero un día lo lograré (mos). 〰️ —-...
Pensé

Pensé

?Pensé que eras tú. Que habías regresado. Que me mirabas como tantas veces lo hiciste. Pensé que había vuelto a aquel lugar, a aquel momento. Me di cuenta entonces de que siempre había estado allí. Esa añoranza. Esa nostalgia. No por lo que fuiste, sino por lo que fui. Pensé que podía volver a serlo de nuevo. Que podría sentirme así. Pero no eras tú. Ni yo era yo. Aquel día pensé que te vi. Que nos vi. Que me vi.? ——- Te espero por Instagram!...

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