La memoria es el perro más tonto, le tiras un palo y te trae cualquier cosa*

La memoria es el perro más tonto, le tiras un palo y te trae cualquier cosa*

Siempre que me pongo las Martens vuelvo a la adolescencia. A esos años en los que casi dormía con ellas. Daba igual que hiciesen -2 grados que 28, que allá que iba yo. Pero no sólo eso. Vuelvo a las primeras veces. Los primeros besos, las risas, las escapadas, los vaciles, los juegos, las confidencias, las risas, los corazones henchidos y los rotos, la música, los parques, las risas, las copas, los bailes, los paseos, las discusiones y, de nuevo, las risas. Un día mi madre, tras muchas amenazas, aprovechó que dormía para tirar las botas a la basura. O se fueron ellas solas tal y como estaban. Todo es posible. Y nada cambió. Todo permaneció como hasta entonces. Ahora las vuelvo a llevar y revivo aquello que sentí y sonrío. Pero la magia no está en ellas. Nunca ningún objeto tendrá ese poder. Nuestra memoria si. No la que te recuerda que mañana tienes dentista o si has cogido las llaves al salir de casa, sino la memoria del placer. Esa en la que guardamos todo lo que nos hace bien. Esa que siempre tenemos que seguir llenando de experiencias. Esa que cuando revisitas te pone la piel de gallina ? *La frase que da título al post es de ‘Tokio ya no nos quiere’ de Ray...
Stay

Stay

Cerré los ojos y me encontré flotando entre las estrellas. Más allá del universo, más allá de nuestra galaxia, más allá de lo conocido. Alejada del resto de personas, de un entorno seguro, de una comodidad. Pero más cerca de mi. De lo que soy. De lo que somos. De nuestra esencia. Somos capaces de crear mundos con la imaginación. Sabemos hacer soñar. Y volar entre las estrellas. Recordando, inventando, visionando un futuro mejor. Y me quedo flotando. Ni cerca ni lejos. Ni fuera ni dentro. En ese limbo de nuestra mente al que sólo llegamos a través de una canción.   Canción: ‘Stay’ de la BSO de Interstellar...
¿Cómo te hablas?

¿Cómo te hablas?

¿Cómo te hablas? Lo que nos decimos y cómo nos lo decimos importa. A veces damos mil vueltas y hacemos 140 croquis para saber como expresar algo a otra persona. Untamos el molde con paciencia y añadimos: – 100gr de empatía – 100gr de asertividad – 1 cucharada de respeto – Media rodaja de miradas – Unas horitas de sinceridad – Una ramita de claridad Y a 180° del horno del cariño durante unos minutos. Uhmmm… huele bien. ¿Y con nosotrxs mismxs? Pues ponemos el mismo cuidado que el que pica algo de la nevera al llegar de una noche de juerga. A lo bruto. A lo loco. Y sin filtros. Ni un vasito de agua para pasarlo. Pero eso no es todo sino que, además, nos juzgamos por cosas que no juzgaríamos a los demás. Esa cosita que parece una tontería y que en otra persona o no nos llamaría la atención o justificaríamos: en nosotros se convierte en una etiqueta. Un hecho. Una realidad. Y aunque no lo sea, en tan solo un segundo nos hemos vestido con una camiseta que lo indica. ¿Y qué pasa cuando sentimos que hemos hecho algo mal? Que consideramos que merecemos ser castigados y… espera un momento, ¿para que nos va a castigar alguien si nosotrxs lo hacemos mejor? ¡Una ronda de autocastigo para la mesa 8! ¡Marchando! Si no te enteras de algo: eres tontx. Si has tropezado 2 veces con la misma piedra: no vales para nada. Si consideras que has hablado de más: bocazas. Si no has hecho los 8563 planes que tenías apuntados en tu agenda: eres...
Intolerante a ti

Intolerante a ti

Perdona… pero no me siento bien. Hay personas que son intolerantes a la lactosa, al gluten y/o a la fructosa. Yo soy intolerante a tus excusas, a tus ‘la próxima vez’, a tus palos de ciego, a tus ‘nos volveremos a ver’. A tu piel, a tu cuerpo, a tu mirada que expresa todo lo que tu boca no se atreve a decir. A tu miedo a mirarte dentro, a tus quejas sin buscar una solución. A tus espacios, tus tiempos, tus, tus, tus, tus. Cuando repites mucho una palabra deja de tener sentido. Cuando te repito en mi cabeza te sucede lo mismo. Perdona… pero no me sientas bien. ———- ¿Nos vemos por Instagram?...
Aprendí de ti

Aprendí de ti

Aprendí de ti que hay que buscar a alguien a quien realmente quieras para ser feliz. Aprendí de ti que las emociones no nos hacen vulnerables sino fuertes. Aprendí de ti que trabajando se puede llegar a muchos sitios. Aprendí de ti que si no existe una palabra está bien inventarla. Aprendí de ti que los hombres y las mujeres son iguales. Aprendí de ti a valorar el dinero por lo que nos permite hacer y vivir pero a ser generosa con él y no darle una importancia que no tiene. Aprendí de ti que leer era vivir. Aprendí de ti que escribir solo por el hecho de hacerlo ya es mucho. Aprendí de ti que a los de Calatayud se les llama bilbilitanos. Aprendí de ti que viajando se aprende.
Aprendí de ti que la lealtad es importante. Aprendí de ti que hay mucho más en este mundo que lo que ven nuestros ojos. Aprendí de ti a vivir con música y a bailar agarrada. Aprendí de ti que las palabras siempre y nunca hay que utilizarlas con cuidado pero también aprendí de ti a no tener miedo a hacerlo. Aprendí de ti a apreciar las amistades. Y aprendí de ti que no toda mi familia tiene que tener mi sangre. Aprendí de ti muchas cosas hermosas. También aprendí de tus errores. Para cometer los míos. Y aprendo. Todavía aprendo. Y espero nunca dejar de hacerlo. Te quiero,...

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