Mudanza sentimental

Foto: Tumblr Todxs hemos pasado por momentos que nos aturullan, que parece que nos sobrepasan. La sensación esa de que viene todo de golpe y nos hace sentirnos como una hormiguilla en mitad del campo: perdidxs, pequeñxs y con dificultades para discernir por donde tirar. Además, fechas como las que se acercan ahora, son muy propicias para que el dicho “querías caldo, pues toma dos tazas” se haga realidad. Es normal que tantos momentos nos hagan quedarnos en estado de shock aunque sólo sea por un milisegundo, es como si estuviésemos de mudanza. Cada problemilla es una caja y de golpe y porrazo nos hemos encontrado rodeadxs de ellas, sin tener nada más que el suelo para sentarnos y esa casa que antes veíamos tan bonita nos cuesta reconocerla. Llegados a este punto tenemos 2 opciones: darnos por vencidxs y perdernos entre las cajas o empezar a ordenarlas y a darlas forma. Llamadme loca pero me quedo con la segunda, ¿vosotrxs? En el momento en el que vayamos “caja” por “caja”, éstas irán abultando menos y, además, nuestra casa irá cogiendo la forma que queríamos darle. Al igual que en las mudanzas, no tenemos porque abrir todo de golpe y colocarlo de cualquier manera. Tómate tu tiempo, ordena el problema, repasa lo que puedes hacer, aprende de lo que piensas, de lo que sientes y trabájatelo hasta pasar a la siguiente caja. Como siempre, habrá cajas más pesadas que otras pero, de la misma manera, también habrá cajas que se vacíen rápidamente y que enseguida den un toque único a esa habitación que está en tu interior. ¿Y si...

Licencia para llorar en el Metro

Acabo de presenciar una de las escenas más dantescas que he visto en mi vida. Localización: Metro de Madrid. Andén. Muchísima gente en él ya que el tren que acaba de llegar «no admite viajeros». Entre toda esa gente una chica joven, de unos veinte y pico años con los ojos rojos y llorosos. Creo que era casi inevitable no verla porque su cara no podría reflejar más tristeza, supongo fruto de una ruptura sentimental o la muerte de alguien cercano, pero vamos esto es deducción mía. Como siempre, todo el mundo mira su ombligo, nadie hace nada, algunos por no saber que hacer ante esas situaciones, otros porque no reaccionarían ni si tuviesen un dragón echando fuego quemando sus cejitas y otros simplemente por respeto, por no invadir ese espacio tan personal. Pero entre la muchedumbre una mujer se abre camino, se acerca a ella, la pone una mano encima del hombro, a lo que la chica no sólo no responde con un respingo sino que le devuelve una mirada casi de alivio. La mujer la mira y, con un tono de voz notablemente alto, le dice «¡¡pero niña!! ¡deja de llorar! ¡que esto es un lugar público y nadie tiene porque aguantar tus lágrimas! las mierdas las dejas en casa y dejas de joder el día a la gente que te vea o ¿que pretendes? ¿dar pena?». Os juro que, a pesar de que en ese momento llegaba el siguiente metro, no he tenido que bajar ni un poquito la música para escuchar esto y que me han temblado las piernas. La reacción de la chica ha...

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