Cómo manejar la culpa tras una infidelidad

Cómo manejar la culpa tras una infidelidad

Cuando escribí un post sobre la infidelidad (lo podéis recordar pinchando aquí) hubo una parte que se me quedó en el tintero y no quiero dejarlo escapar ya que es algo que pasa mucho: la culpa de la persona que ha sido infiel. Siempre que hablamos de infidelidad tendemos a pensar en la persona «traicionada» pero pocas veces nos paramos a pensar en ese monstruillo que es la culpa que se queda con la persona que lo hace y la verdad es que es muy común. Esta culpa se acentúa más cuando, la persona que ha cometido la infidelidad, se ha sincerado y ha sido perdonada. Mucha gente pensará “¡si te han perdonado no le des más vueltas!” pero la realidad es que es en momentos como esos en los que la culpa sigue ahí y aparecen sentimientos del tipo “no me lo merezco”, “¿por qué lo hice?” y el miedo a que se vuelva a repetir. Si, ya se que se suele pensar que ese miedo tendría que ser del que lo ha “sufrido” y no del que lo ha hecho, pero el miedo es libre y en una pareja ninguno de los miembros tiene la exclusividad del dolor.   ¿Qué hay que hacer en estos casos?   PERDÓNATE Si tu pareja lo ha hecho ¿por qué no puedes tú?. Piensa que somos humanos y como tales cometemos errores pero también aciertos y no tenemos que dejar que lo primero empañe lo segundo…   QUÍERETE Muchos arquearéis una ceja y pensando que me he vuelto loca, que el que se ha llevado el “golpetazo” en la autoestima es el otro, pero esto no...
No estamos distantes, somos distintos

No estamos distantes, somos distintos

Cada terapia es diferente, cada persona un mundo y cada pareja un universo, pero hay veces que te encuentras cosas en común. No sé si será porque todas somos personas, por la influencia de lo aprendido o por ambas, pero pasa. A veces son cosas positivas que ayudan a la relación y otras son cosas que parecen positivas pero no lo son. Es normal que cueste diferenciarlas ya que la sociedad en la que vivimos con su amor romántico, sus mensajes y su todo, hacen que la distinción entre lo que queremos contra lo que creemos que queremos sea complicada. Encuentro muchas veces en terapia -pero muchas, muchísimas- parejas que se obligan a hacer todo juntas. Pueden tener parcelas individuales y hacer planes de manera independiente pero no consiguen esa individualización cuando están juntos. Personas que se permiten hacer cosas por separado siempre y cuando no estén juntos. Y no, esta frase no tiene truco. ¿Vas a irte el finde con amistades? ¡Sin problema! ¿Te vas a tomar una caña después del trabajo con alguien? ¡Pásalo bien! Pero quieres, por ejemplo, ver una película en casa y a mí no me apetece… uhmmm… entonces mejor no, ya la verás cuando yo no esté. Piensan que si están juntos en casa y, por ejemplo, uno se pone a leer un libro mientras otro está viendo un capítulo de una serie eso les separa, les distancia. Si te sorprendes leyendo esto me alegro pero si te identificas quédate conmigo un poquito más, por favor. Que una pareja permanezca unida no es consecuencia de hacer todo juntos, es más me atrevería a...

Las palabras mágicas

 Fuente: Pinterest Seguro que muchos de vosotros sabéis cuales con las palabras mágicas, de hecho más de uno/a seguro que ha «educado» a alguien en ellas y es que es algo que sabemos pero, desgraciadamente, algo que también olvidamos. POR FAVOR PERDÓN GRACIAS Mira que son fáciles de recordar, ¿verdad? y no hace falta que entremos en detalles de cuando y cómo se utilizan, ¿o si? El otro día estando en la cola de un supermercado vi como unos padres «ajetreados» no saludaban a la dependienta, le daban el dinero y se iban a ir hasta que se oyó la voz de su hijo de unos 5 años «¿no le dais las gracias?»… fue como un disparo a bocajarro y los padres se quedaron como quienes miran a Medusa a los ojos, uno de ellos se volvió, sonrió a la cajera y le dijo «muchas gracias, que tenga buena tarde» y ella respondió con una sonrisa de oreja a oreja. Y es que pasa, lo sabemos, lo conocemos pero muchas veces vamos en nuestra burbuja particular y, al estar rodeados de tantas cosas tan automatizadas, nos olvidamos de lo que hay a nuestro alrededor… PERSONAS. Pero no sólo queda aquí ya que, como somos seres de costumbres, muchas veces nos lo llevamos a casa. ¿Hace cuanto no le das las gracias a tu pareja/padres/amigos/hijos/etc. por algo que hacen? y no hablo de algo excepcional sino de algo que hagan en su día a día, alguna de esas cosas que como damos por sentadas parece que pasan desapercibidas. Házlo, plantéatelo, piensa en ello y da las gracias, a todos nos gusta sentir que se valora lo que hacemos, que se...
¿Hablando se entiende la gente?

¿Hablando se entiende la gente?

Uno de los mayores problemas que presentan las parejas de hoy en día (y la gente en general), es la mala comunicación entre ellos. Hay que aprender a hablar, pero aún más importante, hay que aprender a escuchar. No se si conocéis “La Ventana de Johari”, según este modelo, podríamos decir que en una conversación entre dos personas realmente hay más de lo que se ve a simple vista: – La parte visible: lo que las dos personas dejan ver de su forma de ser (Por ejemplo: Él: “soy cariñoso”, Ella: “soy generosa”) – La parte oculta: lo que esconden de si mismas (Él: “tengo miedo al compromiso”, Ella: “soy insegura”) – La parte ciega: lo que cada uno de ellos no ve de su personalidad pero el otro si ve (Él: “ella es muy manipuladora”, Ella: “él es egoísta») – La parte desconocida: lo que ni unos ni otros saben de ellos mismos ni de su pareja. Por nuestras percepciones, juicios e interferencias en el mensaje ya es bastante complicado entenderse pero, si a eso le añades un estado emocional agitado, irritable o a la defensiva, tenemos un bonito cocktail y una gran resaca. Debemos recordar que aproximadamente el 80% de la comunicación es no verbal, por lo que los gestos, mirar al otro a los ojos, una sonrisa,etc. son muy importantes, ya que van a afectar notablemente a que se de o no una buena comunicación y, también, a que haya una buena o mala predisposición. El 20 % restante de esa comunicación sería lo que expresamos verbalmente, pero se ve afectado por múltiples factores, como la forma de expresarlo o el ruido (si estamos en un sitio público o si está la...

Llega San Valentín

Tengo que decirlo desde ya, no soy nada NADA fan de San Valentín. El «día de los enamorados», el «día de la pareja», el día en el que todo es super bonito y nos vamos a cenar juntos y te hago un regalito mientras le decimos al mundo «mira que felices somos». Como si hacer esas cosas fuese una muestra de ello… y como si a los demás les importara. Tengo que decirlo, muchas de las parejas que vienen a terapia no se saltan ni un 14 de febrero. No me entendáis mal, con esto no quiero decir que si celebras ese día tu relación esté abocada al fracaso ni muchísimo menos, pero que hacerlo no da garantía de nada (salvo de los regalos que compres, claro…) Y no es que tenga nada en contra de divertirse en pareja, crear un plan juntos y celebrar el amor por todo lo alto – ¡al revés!- simplemente me parece que pierde toda la gracias si lo haces sólo porque es San Valentín, como el que tiene relaciones con su pareja porque ya sabemos que toca el «sabado, sabadete». Tengo que decirlo, soy muy fan del amor y de sus manifestaciones, me encanta la gente que lo muestra sin remilgos, que lo disfruta, pero que llenes la casa de corazones rojos y la cama de pétalos de rosa y que luego, sin embargo, no seamos capaces de hablar de muchos «temas tabú» porque no nos ponemos de acuerdo y discutimos. Pues no, de eso no soy fan. Me quedo con un beso, una mirada y una sonrisa. ¿Y qué me decís de...

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