¡El huevo! que no la gallina…

Se abre la veda de los juguetes eróticos, algunos útiles para la práctica en solitario y otros para disfrutarlos con tu pareja. En este caso comenzamos con el «huevo», ¿te apuntas?.

Este juguete consta de dos partes, el huevillo en sí y un mando que lo «controla». El huevo se introduce en el interior de la vagina como si de un tampón se tratase y el mando hará que este vibre. Sencillo como pocos, 2 botones: uno de encendido-apagado y otro con un 7…¿por qué? porque ese es el número de modalidades de vibración que tiene el huevo. Unas son con vibración continua, unas más leves, otras más fuertes y en otras podemos sentir lo mismo pero de forma intermitente.
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Este juguete está fenomenal para utilizarlo en pareja, para animar un poco esa cena de negocios que se tiene por compromiso o para dar un toque picante a una fiesta entre amigos. El mando lo llevará la pareja y consta de un pequeño enganche para poder sujetarlo a la trabilla del pantalón y, de esta forma, no perderlo.

El huevo en si no va a hacer que la mujer alcance el orgasmo ni muchísimo menos pero tampoco es esa su finalidad, lo que consigue es crear esa complicidad entre los dos y hacer que la excitación crezca por momentos, además de poder crear momentos graciosos, ya que el que lleva el mando es el que decide cuando y como hacerlo vibrar.

Como apunte, comentar que en los modos de vibración más fuerte se puede llegar a escuchar la vibración si se está en silencio, al igual que si la mujer se sienta en una silla de madera, así que hay que tener cuidado para que no se «descubra», aunque, a día de hoy, siempre se puede echar la culpa al teléfono móvil.

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El mando tiene un radio de acción de hasta 10 metros por lo que las vibraciones pueden sorprendernos sin llegar a estar en la misma habitación. Como curiosidad, habría que destacar que si en algún momento se pone en funcionamiento y no es nuestra pareja la que lo hace, puede que estemos ante el caso de que haya otro huevo en la sala, ya que, al compartir la misma frecuencia, un único mando podría interferir en todos los huevos que haya a su alrededor…pero ¡ya sería casualidad!.

Las vibraciones, las miradas, la sensación de poder que causa el mando, el secretismo, etc. van a hacer que la excitación se dispare, así que recomendaría su uso siempre y cuando luego podamos culminar esa experiencia, para evitar irse con un «calentón» a casa.

Podéis encontrarlo en tiendas eróticas.

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