Relato erótico de Anjana

UNAS BOTAS ROJAS.  Nada queda dentro de su memoria, únicamente el vívido color de unas botas. Un tono rojo, como la sangre que acaba de ver brotar de uno de sus dedos. Instintivamente intenta llevárselo a la boca para aplacar el dolor que el pinchazo le ha provocado. Lentamente va recordando, aunque aún no comprende en qué lugar se encuentra. Ha despertado aturdido. No está solo, una mujer morena de rostro agradable le retiene la mano después de haber puesto una gota de su sangre sobre un cristal portaobjetos para pasarla por el microscopio. Está en la habitación de un hospital, al menos eso le parece, tendido en una cama, dolorido y magullado. Un cúmulo de sensaciones viene a su mente al tiempo que poco a poco va ordenando sus ideas. ¡Aquella mujer!… ¿Dónde estará ahora?… Su imagen aparece en su memoria como si se encontrara presente, delante de él, llamándole y atrayéndole hacia ella. Su rostro es difuso, cambiante, lo mismo que su ropa, únicamente sus botas rojas destacan perfectamente delineadas sobre un fondo neblinoso. ¿Cuánto lleva allí? Tiene la sensación de que ha pasado mucho tiempo y a la vez que hace un instante de su encuentro. Nunca antes se había sentido tan atraído sensualmente por alguien. ¿Sensualmente? ¡Aquellas botas!… Eso era poco, la atracción había sido mucho más fuerte. Fue cruzarse las miradas y sentir como si algo tirara de él y le forzara a unirse por completo a la mujer. El camino que habían seguido hasta una habitación de hotel quedaba fuera de su percepción, tampoco era consciente del tiempo transcurrido entre el primer beso y...

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