Relato erótico de Frey

Amor a distancia   Bum, descarga. Muerde sus labios con fuerza para ahogar el gemido inesperado que le ha causado el vibrador hundido entre sus piernas. Bum, descarga. Aprieta sus muslos, se agarra a la mesa y con los ojos llorosos maldice y bendice a su amante al otro lado del aparato, que la controla a distancia sentado en su sofá a kilómetros de alli lamentando su ausencia. Bum, descarga, y a su mente vuelven los recuerdos de la noche anterior, esposada a la cama, con los ojos vendados y un vendaval de pasión y lujuria derramada sobre ella, lamiendo lo inesperado de su cuerpo, atacando su sexo con denuedo, acariciando sus pechos, devorando sus pezones recubiertos de nata. Bum, descarga, aún siente el peso de su cuerpo sobre su vientre, aún se siente vulnerable cuando recuerda cómo le abrió las piernas y la penetró sin pausa, arrancándole jadeos y flujos, haciéndola arquear la espalda; cuando tras embestirla con fuerza le arrebató la venda y la miró a los ojos y con un profundo beso le dijo te quiero, cuando sacó un objeto parecido un mechero y se lo introdujo en el sexo mientras la acariciaba. No te lo quites, le dijo, lo controlaré a lo lejos cuando estés en el trabajo mañana. Bum, descarga. Vuelve a estar en su mesa, bastante desordenada. Y ya no puede más, sus muslos chorrean, su cara la delata. Sale de su despacho para hacer una pausa. Se dirige con presteza hacia su casa, donde su amante la espera deseoso de amarla. Abre la puerta del piso, ansiosa, dispuesta a devorarlo de un...

Relato erótico de Burlesque

Estaba en el super Estaba en el super, en la cola para la carnicería y aun me faltaban diez números para que llegara mi turno. Era uno de esos momentos en los que te puedes dejar llevar por la imaginación y perderte en ella, desconectar de lo que te rodea. Y que mejor que pensar que en los mensajes recibidos por la noche anterior, la fantasía era en un país frío, debajo de una manta me besaba y acariciaba. Habíamos ido a ver la aurora boreal pero eso solo fue unos minutos, porque la calidez de la manta al contraste con el frío exterior, la cercanía de su cuerpo y que ese momento era el que había deseado durante largo tiempo, hicieron que mientras me hablaba empezara a mordisquearle el cuello y el lóbulo de la oreja. El no tarda en responder a mi ataque, y me empieza a desnudar con cuidado, lentamente, cubriendo cada pedazo de carne descubierta con su boca y mientras yo perezosa acaricio su cabeza y su espalda. La pereza me dura poco, el vino que habíamos bebido y sus labios me encienden más que los volcanes del país. No puedo esperar a que termine e inquieta empiezo a desnudarlo, el contacto con su cuerpo desnudo, calido me enciende mas aun, y le pido que me tome ya, tengo prisa por sentirlo ya habrá tiempo para conocernos mas lentamente. Estamos perdidos para el mundo en ese lugar lejano, no hay nadie más ni nada más que nosotros y nuestros cuerpos unidos, no temo gritar allí no me puede escuchar nadie solo la naturaleza y grito...

Relato erótico de Mó73

Atracción Irrefrenable     Estaba amaneciendo aquel Sabado lluvioso, pegada a el gran ventanal de su hermoso salón , empezo a recordar aquel dia, sus pezones endurecieron , su clitoris empezo a latir pensando en como se retozo con aquel desconocido que ahora yacía en su cama, se dejo llevar por su mente para seguir recordando aquella fria y oscura tarde de invierno, recordo sus prisas al salir de la biblioteca por llegar pronto a casa y plasmar en un papel aquel articulo que se le acababa de ocurrir , corrió a coger un taxi y al alzar su mano se junto con un brazo masculino, fuerte ,musculado, que a su vez también pedia a gritos «taxi», se miraron y fue…. como un tornado , una sensación como si una espada ardiendo atravesara sus pechos , el la invito a compartir taxi ,ella accedió , se respiraba en el aire una tensión sexual fuera de si , había una atraccion entre ambos desorbital y sin mediar palabra entre ambos , ella dio la dirección de su casa , el taxi llego a su destino , ella bajo cogiendole la mano a el , arriesgandose a que el no accediera pero tambien cogio su mano y se dejo arrastrar por ella , entraron y al cruzar el humbral se acariciaron desmesuradamente dejando que fluyera todo el deseo que sentian los dos , sus bocas abiertas besandose casi sin poder coger aire ,sus vestimentas iban cayendo a lo largo del pasillo, el la cojio en su cintura con sus brazos musculosos y muy sutilmente ella lo dirigio a su habitación ,sus...

Relato erótico de Íngrid

La bruja y el hechicero   Présteme atención, noble caballero, pues un cuento os quiero narrar, la historia de la bruja y el hechicero que no podía andar,… Era un tiempo remoto y habitaban por aquellos lares, dragones, brujas, hechiceros y caballeros convertidos en viles infames, Andaba por el camino uno de esos hechiceros, con la mirada perdida, sin andar un solo trecho, En eso una bruja pasaba y al verlo se extrañó, voló con su escoba y de pasada por su voluntad le preguntó -Qué os lleva a estos lares y porqué no camináis, el camino no se anda solo y no respondo si aquí os quedáis -No es mi intención ofenderos, tan solo espero encontrar el remedio del mal que me aqueja y no me permite ni andar -Y cual es éste mal, oh noble hechicero! Qué no os permite caminar? -Una erección continua que me roza sin parar -Esto tiene fácil remedio, tan solo os debéis tocar -No es tan fácil, amiga mía, pues un hechizo me la impide sobar -Quien os lanzó tan vil hechizo? Porqué esa extraña voluntad? -Una bruja ramera a quien mi falo no logró penetrar -Por vuestras vestimentas no veo una gran erección, así que desnudaos y mostradme el origen de tanto dolor El hechicero accedió al deseo, de la bella bruja sin dudar, pues desde su llegada había notado que la erección crecía sin parar -Es en verdad un gran atributo más no me puedo creer que no lograrais darle gusto con semejante parecer, Esa bruja no sabía como manejar la situación pues esa polla me entraría en cualquier posición...

Relato erótico de Pigirl

Get back Había sido un día agotador y deseaba meterme en la cama. Últimamente había mucha tensión acumulada entre mi chico y yo desde nuestra pequeña discusión. Lo miré por el espejo mientras me lavaba los dientes y pude ver su cara de frustración. No me gustaba verle de esa forma, así que apoyé los codos en el lavabo, dejando mi culito en pompa. Comprobé que ahora sus ojos miraban mis braguitas y moví las caderas en círculos, llamándolo. Se acercó a mí y levantándome la camiseta, comenzó a besarme la espalda, lentamente, subiendo por mi columna vertebral, erizando toda mi piel. “Te extraño”, me susurró al oído y eso terminó de encender mi sangre. Se perdió en mi nuca mientras sus manos abrazaban mi pelo, lo masajeaban y me estrechaba contra él. Me giré y lo besé con desenfreno, yo también lo extrañaba. Parecía que los minutos no pasaban mientras nos desnudábamos y acariciábamos; éramos un enredo de cuerpos. Abrió el cajón y sacó un bote con pintura comestible, mojó el pincel y dibujó un círculo alrededor de mis pezones. El tacto de la pintura en mi cuerpo era una sensación exquisita; su lengua siguió el mismo camino y todo mi cuerpo se sacudía. El olor de la pintura era embriagador y abría nuestros sentidos a un horizonte de placer. Seguía haciendo dibujos por todo mi cuerpo y después, los lamía con delicadeza, lentamente, consiguiendo que me excitara aún más. Me tomó en sus brazos y danzaba conmigo encima; su duro miembro se resbalaba por entre mis labios y yo deseaba que continuara hasta más adentro, pero me...

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