Relato erótico de William de Worde

UN FINAL Y UN RENACER   Como una adolescente tiró de su brazo a través del abarrotado salón principal del hotel hasta sacarlo a la terraza. Su objetivo no era ese pero no se resistió a girarse y hundir su lengua en la boca de su acompañante no bien se vieron libres de miradas ajenas. Él la correspondió posando sus manos en sus caderas y atrayéndola hacia si, echando más leña al fuego que consumía sus entrañas desde el primer momento en que le vio en aquella fiesta apenas una hora antes y que no la había abandonado desde entonces. Con su lengua aún delineando sus labios continuó la marcha hacia el lugar que la atraía como el canto de una sirena, agarrándolo bien de la mano como si temiera que al soltarlo escapara de ella al amparo de la noche. Ya en la playa con la que había fantaseado tantas veces, con el agua lamiéndole los tobillos comenzó a desvestirle con urgencia, angustiada por el deseo de abarcar sus músculos, de sentir su piel contra la suya, de verse entre sus brazos con las palmeras y las estrellas como cómplices testigos. Con el cincelado torso al descubierto le comió a besos mientras él le remangaba la falda en su cintura para dejar vía libre a sus firmes manos, que no dudaron en agarrar sus nalgas hasta hundir sus dedos en ellas y empujar su pelvis contra el bulto duro que se marcaba en sus pantalones y que le arrancó un profundo gemido. Se agachó ante él y libero su miembro de la prisión de tela que lo contenía....

Relato erótico de Luna Llena

EL ÁMBAR DEL VOLCÁN   La piedra que llevo en el cuello es un ámbar, refuerza la sensualidad, la sexualidad y la fuerza femenina, me protege y me da energía, tu observas mi cuello, mis hombros semidesnudos, dibujas mi piel morena y tersa con la mirada mientras caminamos juntos, vamos de camino hacia un volcán de una isla perdida, con mas gente, pero estamos demasiado calientes para seguirles. Solo nos conocemos de hacer una parte del camino pero, somos prácticamente dos desconocidos o dos almas que aunque no se conocen se necesitan, y se acercan como animales, por el instinto, por el olor… Nos separamos del resto, y nos miramos fijamente, no hacen falta las palabras…te abalanzas hacia mi como un lobo sediento en media noche, para besarme, chuparme, abrazarme, recorrer todo mi cuerpo con las manos… Me abres las piernas, y me introduces todo tu pene erecto. Fuerte, con movimientos circulares y rápidos es como si pudieses adivinar lo que necesito, somos como un solo cuerpo que danza la misma música, mientras los animales del bosque nos miran, se acercan, son cómplices de lo que está pasando…después me agarras nuevamente y me pones de espaldas, introduces tus dedos en mi boca y los humedezco con la lengua, mientras; me rozas, me agarras las nalgas…y gritamos como locos de placer llegando juntos al orgasmo. De fondo se escucha el sonido de la tierra, de los animales y del volcán que murmuran el canto de la pasión. A lo lejos el resto de compañeros sigue la marcha, hasta el cráter del volcán, escuchan los gritos pero, piensan que son de...

Relato erótico de Juan Salvador

GAVIOTA   Mírala, ahí aparece como lo lleva haciendo todo el verano, puntual como el sol por la mañana, calentando mi corazón y alguna otra cosa. Siempre la misma mecánica, deja su bolsa, saca la toalla y la estira en la arena, y ya sobre ella, se levanta la camisola sin ningún tipo de pudor, ¡qué más da!, mostrando unos firmes y turgentes pechos. Sabe de su poder y lo utiliza. Yo, deseoso y hambriento, comienzo a acercarme disimuladamente, deambulando de un lado para otro, pero cada vez más cerca, como quien no quiere la cosa. Ella presiente mis movimientos, me mira y sonríe, ¡qué boca!, mientras reduce su hermosa y larga cabellera en un elegante recogido. Cuidadosamente se desprende de los short y enseña al mundo (y a mí) su micro bikini, por ponerle algún nombre, que deja muy poco espacio para la imaginación. La temperatura va en aumento, saca su aceite bronceador y comienza a repartirlo por todo su cuerpo, masajeando lenta y suavemente a lo largo de sus torneados muslos y brazos, mediante giros por sus hermosos pechos, que ahora apuntan duros hacia el mar, por su vientre trabajado, su fino y sugerente cuello… no deja ninguna de sus perfectas curvas por ungir, ¡quién fuera aceite para resbalar por su piel! Ya estoy cerca y puedo oler la exuberante sensualidad que emana su cuerpo caliente por el sol y que ahora brilla como si de una diosa se tratara. Hoy se recrea y se entretiene más de lo normal con su masaje, arriba, abajo, en círculos, demasiado tiempo deslizándose por su hermosa piel morena, y el...

Relato erótico de Ronin

CALOR Y PLAYA   El Lorenzo castigaba duro ese día la playa, calentando tanto la arena como los cuerpos esculturales que yacían tumbados por doquier. Pieles suaves y bronceadas reflejaban la dorada luz, entre los aceites corporales que las bañaban. Una joven pareja paseaba junto a la orilla del mar, dejando que las crestas espumosas se batieran contra sus tobillos. Por un instante detuvieron su avance, así como el tiempo, para abrazar sus cuerpos semidesnudos en un largo y prolongado beso. Sus labios se rozaron hambrientos de deseo, mientras se retorcían las lenguas juguetonas en el interior de sus bocas. La mano de él se deslizó recorriendo la espalda de la joven, hasta aferrarse firmemente a su nalga izquierda. Un grupo de chicas se disponían tumbadas a tomar el sol, mientras otra esparcía el bronceador por sus cuerpos. Frotándolos suavemente con sus manos, extendiendo el líquido desde el cuello y los hombros en un sensual masaje que recorría toda su espalda. Cuando el fluido se escapaba en alguna de ellas desde el hombro hacia delante, esta aprovechaba para incorporarse y frotarlo entre sus desnudos pechos. El movimiento circular de sus manos apresándolos y liberándolos los hacía bailar en el aire, brillando, impregnados de lubricante. El polo de fresa entraba y salía de los apretados labios que lo envolvían. La mujer que lo agarraba en su mano lo mantenía firme, mientras chupaba ansiosamente todos sus fluidos. De vez en cuando lo sacaba por completo lamiéndolo de abajo a arriba, para volver a meterlo casi por completo en su interior. La arena estaba muy caliente, incitando a cualquiera a juguetear con...

Relato erótico de Micky

HOTEL PARAISO   Es Sábado por la mañana de un día de verano excepcionalmente caluroso, según la hora son las doce, los rayos de sol se filtran entre las rendijas de las persianas mientras el yace sobre la cama tapado con una fina sábana. Pasados diez minutos decide levantarse con sumo cuidado de no despertar a su compañía de la noche anterior, una chica con una larga melena rubia, esbelta y con la tez blanca como la porcelana. Hace el gesto de querer darla un beso pero rectificó y se incorporó para salir cuanto antes de aquella habitación. Fue una noche de sexo desenfrenado y ella era una chica como otras tantas que iban y venían. Se vistió y se marchó, pues eran días de unas más que merecidas vacaciones en aquel lujoso hotel de una zona paradisíaca que no desperdiciaría. Bajó a la playa, colocó su toalla y se dispuso a mirar el horizonte pensando en si no estaba desperdiciando su vida.Noches de sexo lujurioso, alcohol y drogas empezaban a quemarle, pero su mala tendencia a la autodestrucción le impedía poner fin a su alocada vida. Entonces fue cuando la vio, una chica morena, de pelo corto con la piel blanca, delgadita y con las mejillas ligeramente rojizas. Ella estaba leyendo un libro y por lo que parecía, estaba sola. El se acercó con su imponente físico y se percató de que lo miraba furtivamente, entonces fue donde ella y empezó a entablar una conversación, dada su labia no le costó que se centrara en el dejando el libro olvidado. Tras el paso de las horas en las...

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