Relato erótico de Atenea

LETICIA   Es domingo por la mañana, llevo dos días de vacaciones en la casa de la playa de los tíos de mi amiga Leticia. Ella acaba de romper con su novio y Marcos no ha podido acompañarnos por trabajo, así que estamos las dos solas. Creo que en realidad es mejor, porque ella está hecha polvo y así podemos dedicar largas horas a decir los capullos que son los hombres. Aunque en este momento no es en los hombres en lo que estoy pensando. Hemos dormidos juntas estas noches porque las dos habitaciones tienen cama de matrimonio y así estamos menos solas, ahora ella está sólo con una camiseta de tirantes y sus braguitas negras durmiendo a mi lado. Yo no puedo dejar de mirarla y de pensar en lo que pasó anoche. Estuvimos bebiendo tequila, con la música alta y poniendo a parir a todo el sector masculino, entonces ella puso su cara frente a la mía, tan cerca que sentía su respiración y el calor de sus labios, y dijo que a lo mejor le iría mejor en la vida si se dedicase las mujeres en lugar de a los hombres. Entonces soltó una carcajada y se tiró hacia atrás en el sofá. Ahora está ahí tumbada en mi cama medio desnuda y yo sólo puedo pensar en lo cerca que tuve sus labios. Se le marcan los pezones por debajo de la camiseta, son preciosos, aunque sus tetas no son muy grandes, pero son perfectas. Está delgada y se le notan los huesos de las caderas. Tiene el pelo moreno, largo y liso. La verdad...

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