Punto G masculino

Cuando hablamos del punto G siempre pensamos en la mujer y, es verdad, que cuando Gräfenberg, cedió su inicial para nombrarlo se refería al femenino pero ¿existe un punto G masculino?

Si, existe y ¿dónde se encuentra? en la cara posterior de la próstata y ¿cómo se accede a ella? por el recto. ¡Equilicuá! Ahí está el problema al que se enfrentan muchos hombres a la hora de explorar su punto G, ya que cualquier tipo de práctica que sea llevada a cabo a través del ano la consideran una práctica homosexual.

Aquí tendríamos que destruir muchos mitos ya que el ano puede ser fuente de placer para todas las personas, tanto hombres como mujeres independientemente de su orientación sexual. Todos tenemos oídos, boca y ano, si, señores, no hay distinción de género.

En consulta muchos hombres reconocen haberlo probado ellos solos pero no se lo han comentado a su pareja y mucho menos a sus amigos y todo porque siempre se ha asociado a eso, prácticas sexuales homosexuales o al dolor, ya que muchas veces hablamos del coito anal o la masturbación del mismo de manera violenta…pero ¿si fuese doloroso, lo practicaríamos? No, evidentemente.

Otros hombres temen pedírselo a sus parejas por miedo a lo que puedan pensar ellas, por los prejuicios que estábamos comentando, y de esta forma nos encontramos con el magnífico caso de la pescadilla que se muerde la cola: quiero probarlo pero “creo que no está bien” o “eso me hace menos hombre” o “igual si me gusta eso es que me gustan los hombres”, etc. Por lo que no lo hago, por lo que me pierdo ese placer.

Una vez nos quitemos esas ideas absurdas y preconcebidas que tenemos en la cabeza sólo nos queda una cosa: probar.

¿Y qué voy a sentir? Esta pregunta tiene una respuesta fácil: PLACER. Porque está comprobado que el masaje prostático produce una alta excitación y, es más, el hecho de simultanearlo con la llegada delorgasmo hará que este se potenciey disfrutes de un orgasmo a lo grande. Adiós a los miedos, a las ideas preconcebidas, hola a la excitación y a las nuevas sensaciones.

También nos encontramos con que algunos hombres piensan que las mujeres rechazarán la sugerencia de practicarlo en pareja pero ¿por qué?. Una relación con una sexualidad sana en la que se habla y se comentan las cosas es la base ideal para que ambos conozcan y experimenten con todo su cuerpo. ¿Por qué le tiene que dar asco, reparo, o algo? ¿Nos “asustamos” de los genitales de nuestra pareja por no ser iguales a los nuestros? ¿y porqué vamos a hacerlo de algo que tenemos en común?

¿Existen juguetes para esto? Los estimuladores anales pueden resultar muy placenteros para los hombres porque, aunque erróneamente se cree que su función es la dilatación del ano, también puede llegar a puntos como nuestro querido punto G. Muchas veces la utilización de estos juguetes hace que sea más fácil e interesante para practicarlo en pareja y, además, si se quisiese los dos pueden jugar al mismo juego y vivir estas experiencias juntos porque, aunque al punto G femenino no se acceda por ahí si que puede provocar muchísimo placer.

Algunos desean probar y otros no, muchos llegan a él y pasa lo mismo que con el punto G femenino: a algunos les encanta, para otros es algo más y “no es para tanto”, a otros no les gusta, etc. Ya sabemos que para gustos los colores, pero desde luego no te quedes sin probarlo y disfrutarlo, sea a solas o en pareja, por prejuicios y falsos mitos.

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Este artículo lo escribí y se publicó por primera vez el 10.01.2013 como colaboración en Malicieux MAG 🙂

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