Episodio 1: «Resérvate para el matrimonio»
El documental empieza en los años 50, una década en la que casarse y tener hijos era la norma pero en la que la educación sexual era nula y, no sólo no se podía tener sexo antes del matrimonio, sino que existían leyes que hacían de cualquier acto sexual algo ilegal, penando incluso la contracepción. Se detenía a la gente por ser homosexual porque se les consideraba enfermos pos parte de la medicina, delincuentes por parte de la ley y pecadores por el lado de la iglesia, una auténtica caza de brujas que no parecía tener límite.
El primer golpe a la sociedad americana lo dio Alfred Kinsey, un biólogo que afirmó que la educación sexual de la época sólo se basaba en conjeturas filosóficas y religiosas, creando el que se conocería por «El informe Kinsey» donde realizó un estudio estadístico sobre la gente que se masturbaba, la que tenía sexo antes del matrimonio, etc. llegando a la conclusión de que los hombres y las mujeres tenían la misma actitud hacia la sexualidad y llevaban a cabo las mismas prácticas. Todo esto hizo que se creara mucha polémica y que fuese prohibida su entrada en cualquier medio de comunicación.
Pero el relevo estaba pasado y Hugh Hefner creó la famosa revista Playboy, inaugurándola con Marilyn Monroe en portada. La gente empieza a comprarla escudándose en que lo hacen por los artículos y Hefner termina creando un programa de televisión, montando una cadena de clubs llenos de conejitas y comprando su ya legendaria mansión. Muchos pensaron que esta era la auténtica revolución sexual pero otros tacharon el trabajo de las conejitas como explotación, como es el caso de Gloria Steinem, periodista que se infiltró para luego sacarlo a la luz.
A finales de los 50’s surgen grupos como «Ciudadanos por una literatura decente» que intentan prohibir cualquier expresión pública referente al sexo, se censuran obras literarias, en algunos casos tachando literalmente palabras. No existe el desnudo en el cine salvo en las películas eróticas que, evidentemente, no era como ahora que son relativamente fáciles de conseguir, sino que tenían que hacer auténticos malabarismos para poder ver a Bettie Page contonearse.
A mediados de los 50’s surge una auténtica explosión del rock ‘n roll, los jóvenes no sólo salen y bailan sino que a veces van a sitios donde se mezclan las razas, situación temida por muchos padres ya que en ese momento seguían existiendo muchos estados en los que el matrimonio interracial era ilegal. Elvis moviendo sus caderas y los padres intentando tapar los ojos de sus hijas. Ver para creer.
Uno de los golpes más revolucionarios fue la aparición de la píldora en 1960, no sólo podían mantener relaciones sexuales sino que podían apartar el miedo a quedarse embarazas, fue una auténtica sensación de libertad. Eso si, en un principio sólo lo podían adquirir las mujeres casadas, no se que opinaría la iglesia al respecto…
Al mismo tiempo que Hugh Hefner sigue ensalzando el poder masculino, aparece Helen Gurley Brown a hacer la propio con el poder femenino, publicando su libro «El sexo y la chica soltera» en el que afirmaba que no sólo las mujeres solteras también practican el sexo sino que deberían tener derecho a hablar de ello.
Es el momento en el que Kerouac y compañía aparecen con más fuerza, la llamada «Beat Generation» o los «Beatniks», que hablan y experimentan el sexo, las drogas, etc. haciendo que, en muy poco tiempo, la gente de la vuelta a la tortilla y afirme que «llegar virgen al matrimonio es una tontería».
En 1965 empieza a darse el movimiento por la libertad de expresión en Berkeley (California). Los estudiantes exigen su derecho a expresar sus creencias políticas en el campus e incluyen en su manifiesto un apéndice para poder usar el término «joder» en espacios públicos. Mientras tanto Randy Wicker organiza manifestaciones por los derechos de los gays, la ley del aborto, etc. cualquier «queja» es válida para salir a la calle y cubrirla de gente, gritos y pancartas.
Abre el club Condor en San Francisco, donde aparece la primera mujer bailando en topless. La «Liga por la libertad sexual» es la que lo apoyó para que el alcalde no lo cerrara. Inventan términos como «Amor libre» y el movimiento hippy inunda las ciudades con un mismo pensamiento: que gracias a la música y al sexo se acabarían las guerras y el mal. Ojalá fuera cierto.
Paz y amor para todos y nos vemos en el próximo episodio.
Etiquetas: 50's, 60's, Alfred Kinsey, bettie page, censura, documental, episodio, Hugh Hefner, píldora, Playboy, R. Wicker, resérvate para el matrimonio, rock 'n roll, sex: the revolution, sexo: la revolución
pues si la gente dedicara a hacer el amor el mismo tiempo que a hacer el mal, sí que es verdad que igual otro gallo cantaba…
me quedo esperando las próximas entregas 🙂
gracias!! en breve tendrás otra y las siguientes las dejo para después de semana santa 🙂
ya sabes: haz el amor no la guerra! 😀
un beso!!
jajaja ya he escuchado eso de comprar el play boy por la calidad de sus artículos y no me remonto a los años 50 mas bien sobre los 70. La píldora anticonceptiva y cualquier otro método era inexistente casi una década despues en españa, no así en otros paises en que sí se vendía sin receta médica a las adolescentes. Lo mas importante no son los movimientos de emancipación, las leyes, los decretos… somos nosotros mismos que seguimos siendo unos hipócritas con una doble moral.
toda la razón "anónimo"!! si te compras una revista como Playboy dilo tranquilamente no te andes con excusas, que si fuese por artículos sólo, acudirías a otro tipo de prensa seguro…
Normal que se recetase la píldora, si lo que no es normal es que en España no se hiciese! es esa ingenuidad de "si no la damos no harán nada" ja! luego pasa lo que pasa!
Mil gracias por tu comentario. Un beso!
Las personas deberian de dejar de ser tan hipocritas y decir lo que piensan sin tapujos, que no hay nada mejor que la libertad de expresion, y no andar meditando en lo que pensaran los demas…
Como siempre, un gran post Marta!
saluditos!!
gracias Sheila! entre hoy y mañana escribiré lo del segundo episodio, te invito a que lo leas 🙂
un beso!