Relato erótico de Jose Luis de Orduña

VAQUEROS Y CAMISETA BLANCA
Unos vaqueros, zapatillas deportivas y camiseta blanca de tirantes. Nada más. No necesita nada más para llamarme la atención. Antes de pedir la copa, ya me había fijado en una melena lisa hasta media espalda y los vaqueros mejor puestos que he visto en muchos años. Al girarse he comprobado que la delantera es, si cabe, aún mejor. Cara morena y con ojos oscuros, flequillo tapando la frente y una sonrisa que me hace olvidar todo lo que tengo alrededor…la camiseta tiene el suficiente escote como para esbozar un pecho…¿Pecho? ¿Desde cuándo veo a una tía así y pienso en “pechos”? Son tetas. Y tetas en mayúsculas, que quisiera coger desde debajo de esa camiseta y acariciar suavemente mientras ella disfruta…Pero, ¿en que estoy pensando? Soy un tío. Le tengo que entrar a esa como sea…necesito otro whisky…
Está hablando con una amiga suya y al inclinarse un poco se abre un hueco entre su cuerpo y el pantalón. Mi mano entra perfectamente. La deslizaría suavemente, despacio. Llegaría hasta donde tuviese que hacer algo de fuerza para seguir entrando. Me quedaría ahí y empezaría a mover la mano de un lado a otro, despacio. Es lo que le gusta, lo sé. De hecho, se inclina varias veces mientras habla con su amiga y alguna vez me ha mirado con una sonrisa sus labios, incitandome a que me acerque y lo haga…¿Se me ha acabado ya la copa?
Baila y sube los brazos, mientras mueve la cabeza de un lado a otro, agitando su negra melena, y puedo observar su vientre delgado. Yo, mientras tanto, voy besándola rodeando el ombligo y acariciando sus costados. Voy subiendo poco a poco, apartando la camiseta, sin quitarsela, dejando al descubierto la parte baja de los senos, mientras se va contorneando al compás de la música. Yo no lo sigo muy bien. Voy algo mareado por el alcohol, pero ella disfruta, mirando al techo, en un clímax de…¡Mierda! ¡Toda la copa al suelo! Y no me pide perdón el idiota…con lo feliz que estaba yo con mis pajas mentales… bueno, no quedaba mucha…tendré que ir por otra.
La dejo hablar con otros, somos una pareja liberal. Es gracioso ver cómo se le acercan moscones a intentar ligar y ella les da esperanzas hablando un rato con ellos. Luego les da puerta. Me mira, me echa esa sonrisa que tenemos como clave, la correspondo y les dirá cualquier excusa para que se larguen, aunque vuelven al cabo del rato (hay uno bastante pesado), como si hubiesen ido al baño o por una copa…por cierto, la mía se me ha acabado…
¡Ha venido sin sujetador! Al agacharse a hablar con el pesado, que estaba sentado, la camiseta se la ha abierto bastante y le he visto todo. Y si se lo he visto yo, se lo ha visto el pesado. ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué le enseñas las tetas a un desconocido? Llevo toda la noche mirando por ti, viviendo por ti, haciendo todo por ti. Mataría por ti (estoy a punto de hacerlo con el pesado) y ¿me lo pagas así? Necesito alcohol para olvidar…
¿Le está besando? ¿No me ha dado explicaciones de ningún tipo y termina conmigo así? ¿Liándose con el primero que encuentra en su camino? No merezco esto…necesito la barra del bar para ser fuerte otra vez…
No me lo creo. Con todo lo que me ha hecho, aún tiene el valor de ponerse a mi lado en la barra para pedir. Mira que es larga, pero no. Se tiene que colocar justo aquí, donde estoy yo. Y encima me está poniendo esa sonrisa, nuestra sonrisa, para decirme algo.
Perdona, ¿tienes fuego?
Armado de coraje le digo lo que me sale del corazón:
Ya me has jodido la vida una vez y ¿tienes los santos cojones de dirigirme la palabra? Sabes que no fumo y no, no voy a volver contigo nunca.
Con el honor reconstruido, me reincorporo. Ver su cara de sorpresa y asombro por la fuerza de mis palabras vale todo el oro del mundo. Sí soy fuerte y decidido…¡Buf! Estoy bastante mareado…necesito un baño ya…

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1 Comentario

  1. Jaajajajaja, muy divertida!

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