Relato erótico de Abedul

TEA FOR TWO Entró siguiendo la estela dejada por las ondulaciones, sensuales como pocas, del cuerpo perfecto de su recién conocida, en casa de ésta. Habían coincidido en una exposición de cuadros. Se pararon ante uno, cuyo título decía “Sodomía”. -Para mí este cuadro está colgado del revés -comentó ella casi en la oreja del desconocido que estaba a su lado. -Estaba pensando lo mismo -dijo él-. Es lo que tiene el arte abstracto. Deberían poner una flecha detrás para evitar errores. -Está visto -terció ella confidencialmente apoyándose como quien no quiere la cosa en el brazo de su ocasional compañero-, que a ninguno de los dos nos va este tipo de arte. -Sí -aseveró él pasando el brazo por su cintura, que dejaba traslucir su silueta bien marcada, como sin querer-. Creo que hemos venido a la expo equivocada… -Pero estimo -cortó ella dándole un pellizco en la cara con ojos de cordero “degollao”-, que hemos conocido a la persona acertada. Y visto que sus gustos eran bastante afines, abandonaron juntos la sala después de hacer los honores al coctel de inauguración y dar los parabienes, con una dosis de cinismo elevada, a la expositora y al dueño de la sala, que… Se tomaron una copa en un lugar cercano, tranquilo y discreto. Él se ofreció a llevarle a casa y ella, en agradecimiento, a servirle otra copa en su hogar, con una advertencia: -¿Te gusta “Tea for Two”? -Sí. Era la melodía que se usaba en las Salas de Fiesta, que no Discotecas, para el cambio de orquesta, cuando era joven. Me trae recuerdos deliciosos. ¿Por qué?...

Relato erótico de Adele

ROLLING IN THE DEEP Que ya no me quería, eso dijo Ana. Lo sabía, desde el momento en que empezó a hablarme de ella hace cuatro meses, pero sobre todo desde que dejó de hacerlo el mes pasado. Algo había ocurrido, la notaba rara desde entonces. No soy celosa, pero tampoco tonta y alertada decidí informarme sobre ella. Sólo la había visto una vez, apenas un par de minutos, suficientes para darme cuenta de que es una de esas personas que irradian un magnetismo sensual irresistible que al parecer sabía utilizar muy bien. Alejandra se llamaba y “Álex siempre sí” le decían. Exquisita en sus conquistas, cuando atacaba sólo cabía una respuesta. Adivina. “Ya no te quiero” martilleaba una y otra vez en mi cabeza, lo había visto venir y no había hecho nada. La idea surgió de la rabia que me corroía a cada segundo. Comencé a vestirme, falda, medias, botas de media caña y esa camiseta rota que nunca falla. Entré en el garito medio vacío y ahí estaba, tal y como me dijeron, hablando con la camarera. Llamé la atención de ésta para pedir una cerveza y crucé una mirada con Álex junto con mi infalible sonrisa de medio “lao”. Saqué un cigarrillo para que vieran lo que pretendía y tomé la cerveza encaminándome hacia la puerta. – No puedes sacar la bebida fuera .– Dijo la camarera- Vamos, ya es demasiado fumar sola afuera como para además hacerlo a secas… – Si me invitas a uno, yo te acompaño. – Picó Álex. – Claro. – con sonrisa incluida. – Oye, ¿no te he visto antes...

Relato erótico de Angela Fletcher

PROMESAS Y ESPERANZAS CUMPLIDAS Cuando se abrió el telón no sabía exactamente qué iba a pasar, mi amiga me llevó allí por sorpresa, ni siquiera me imaginaba lo que sucedería a continuación. Las luces de la sala se apagaron y las del escenario brillaron con una potencia deslumbrante y un foco ilumina el centro del escenario. Ahí está él, mis ojos se abren como platos y mi boca es incapaz de cerrarse, la música comienza a sonar y sus ojos se encuentran con el público, noto sus nervios y eso me hace querer correr a estrecharle entre mis brazos, me contengo a duras penas pero el sentimiento no se desvanece. Un par de compases más tarde su boca empieza a cantar, sus nervios han desaparecido y los míos también, escucho la letra de la canción con atención, me resulta familiar pero no había escuchado antes a su grupo, sigo escuchando, la música y la letra me invaden y el mundo a mi alrededor desaparece, el recuerdo toma forma con la letra de la canción, ese momento, solos sin nadie más, igual que la otra vez. Y sus ojos se posan en mi, y su cara cambia y sonríe y es el momento de éxtasis más pronunciado que nunca he tenido, porque junto en mi mente el momento de verle triunfar con el momento de tenerle para mí, viéndole ahí de pie frente a tanta gente le recuerdo desnudo, sentado en la cama mirándome y tocando pequeños acordes, diciendo que me va a escribir una canción y yo no creyendo una palabra. Y ahí está, él, mi canción, su promesa,...

Relato erótico de Antonio Perez

EL MALDITO FA Estoy sola en casa. Estoy inquieta. He terminado de hablar contigo. He terminado de trabajar. Pongo la radio. Oigo una nota de piano: Fa sostenido. Un poco mantenida. Es increíble. Una nota. Yo creí que se necesitaba un pequeño fragmento de melodía, o incluso un recargado acorde, para poder reconocer una pieza musical. Me equivocaba. Fa sostenido. Es como una chispa. Ha desencadenado todo un torrente de recuerdos y sensaciones. Todo me viene a la cabeza. Esa obra. Te gusta tanto, que siempre la pones. Me la sé de memoria. He cometido el error de cerrar los ojos. Grave equivocación. Te me vienes encima, abrumador. Curiosamente lo primero que veo son tus ojos. Parecen inocentes, pero la fuerza de esa mirada me puede. Enseguida siento tus manos acariciando mi cuerpo, por sitios no muy bien definidos. Tu boca no cesa de besarme. Siento cómo sientes. Te gusta besarme. No lo puedes disimular. Tal y como lo haces demuestra que disfrutas besándome. Disfruto cuando me besas. Cuando te beso. Cuando nos besamos. Tus brazos me rodean. Parece que temas pueda escapar. No puedo, y aunque pudiese, ni lo intentaría. Soy una presa hipnotizada. Tu fuerza me hace sentir mujer, en su sentido más íntimo. Pero esta vez, sugerido por esa nota maldita, no son ni tus brazos ni tu boca: son tus dedos. Soy consciente de que estoy sola, pero esa nota ha sido un auténtico detonante. Empiezo a sentirme muy erótica. Casi sin darme cuenta, meto mi mano por debajo de mi blusa; por debajo de mi sujetador. Comienzo a acariciar mis pechos, muy suavemente, con mis...

Relato erótico de Majorero

COMPOSICIÓN – Todo empieza con un susurro de mujer. Una voz tenue y sensual que incita a querer acostarte con ella Solo con su voz puede hacer que cualquier hombre caiga a sus pies. – ¿Y a quién vamos a encontrar con una voz así? – preguntó Juan. – No será problema. Cualquier guarra de esas que tenemos de fan esperando en la puerta se va a correr con solo pedírselo. – ¡Y que diga algo en plan «te voy a comer toda la po….» Jero, con cara de cansancio por escuchar siempre ese tipo de comentarios por parte de Lucas, cortó por lo sano. – Noooo…eso es soez…feo… Tiene que ser digno del arte de la seducción… – Bueno, genio de la música, o de la seducción, ¿y cómo continuaría? – Nano con el bombo y el chaston, a un ritmo pausado, pero no demasiado, marcando las negras de cada compás. Tu, Juan, con el bajo, le acompañas en cada golpe. Todo el rato en la misma nota. Al final de cuatro compases, doblas la nota. En la segunda parte, os acompañará Lucas con la guitarra. – Eso, punteando en agudos y… – No, tío, no…tiene que ir todo despacio. No puede ser un polvo rápido porque si no la canción nos dura 30 segundos…aunque eso explica muchas cosas contigo y las mujeres… Todos rieron, salvo el aludido, que tuvo que corregir el argumento de la mejor manera que sabía. – Pues a tu hermana bien que le bastan. – Siempre igual, tío…bueno…ya con la guitarra, habrá que ir metiendo un cambio de ritmo, además de, yo creo...

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