Relato erótico de Antonio Perez

ESCAYOLA – Me da mucho corte, de veras. – ¿Qué te pasa? – Tengo unas ganas terribles de ir al baño, y me temo que Joaquín tardará al menos todavía media hora – Si quieres, yo te puedo acompañar- le dijo Carlos lo más serio que pudo- Seguro que puedo contigo. María y Carlos habían quedado a cenar esa noche en casa de Mercedes y Joaquín. Carlos se había adelantado, pues tenía que comprar una tarta, y había calculado mal: el tráfico fue inexistente. Mercedes llevaba una pierna escayolada, fruto de una caída esquiando, y precisaba de ayuda para moverse. No era ni quejica ni mentirosa, y si decía que precisaba ir al baño, era cierto. – ¿Seguro que puedes? Esta pregunta no se refería tanto a que si era capaz físicamente de hacerlo, como si era tan valiente de superar sicológicamente la situación. – Vamos allá -dijo sin mucho convicción Carlos. Intentó no pensar. Había que hacerlo, y punto. Al fin y al cabo, Mercedes era la mujer de su mejor amigo, y se conocían desde hacía mucho tiempo. – Tú me dirás. – Tan sólo abrázame y cógeme por la espalda. Yo me agarro de tu cuello. Carlos procedió. Aún antes de ir hacia ella, ya se habían coloreados sus mejillas. Esperaba que Mercedes no se percatara. El roce de su pecho con los senos de Mercedes era inevitable, así como el contacto de su rostro con el cuello y cabellos largos y enroscados de ella. La subida de líbido fue instantánea. Pero procedió con toda la naturalidad que pudo. La llevó al aseo, la sentó en...

Relato erótico de Adis

EL INTERNADO Carmen ha dicho que se masturba junto a las otras chicas después de la clase de gimnasia – en las duchas- concreta, -porque es más excitante-. Porque todas están hartas de darle vueltas al patio del colegio y de sudar como animales. -Estamos empapadas- susurra a las demás, haciendo guiños. El sudor les resbala piel abajo como las gotas de rocío sobre un pétalo de flor, y se cobija en los recovecos del gusto, -ya sabes, el gusto está escondido aquí-, y se señala el sexo sin ningún pudor, remangándose su falda a cuadros y esbozando una sonrisa apetitosa. Su mandíbula está ligeramente curvada hacia la izquierda y una cicatriz cruza su labio inferior, en memoria de la palmatoria que la hermana Asunción le estampó en la boca, durante el cuarto curso, cuando Carmen le replicó que a ella le gustaba acariciarse las nalgas durante la vigilia del sueño. Carmen comparte habitación con Ana y Clara. Son tres amigas bien avenidas en ciertos temas. Las chicas del colegio se masturban en las duchas, todas juntas, en regimiento, por clase, por cursos, qué más da; porque la cuestión es frotarse el sexo. Descubrir la suavidad de sus pieles adolescentes, la blandura de sus hímenes en rebelión. -¿Alguien se ha fijado en que los pezones son ojos?-, exclama Carmen cuando se prepara para dormir. Y se levanta el camisón que le regalaron por Navidad sus padres, y desliza su sujetador hasta la cintura y se presiona sus senos. -Ojitos, son ojitos que miran sin ser vistos-, tararea animosa mientras pregunta a las otras dos que si los quieren tocar....

Destino: Placer presenta…

A continuación serán publicados los relatos que participan en este Primer Concurso de Relatos Eróticos Destino: Placer. Muchas gracias a todos por vuestra participación, por dejarnos asomarnos un poquito a las ventanas de vuestra imaginación. El orden de publicación es alfabético por nombre utilizado. La encuesta permanecerá abierta hasta el 15 de Abril de 2010, así que os animo a votar por vuestro favorito. Muchísima suerte a...

¿El tamaño importa?

Tema peliagudo a tratar ya que muchos hombres se sienten intimidados por su respuesta pero, en realidad, ¿el tamaño importa?. Gracias a vuestros votos, en la encuesta realizada a lo largo de esta última semana, podemos ver como un 31% considera que SI importa, contra un 47% que dice que el tamaño NO tiene importancia. El 21% restante ha querido ser más cauteloso y asume que no lo sabe o que prefiere no contestar. Lo que me gustaría saber a mi, es que cantidad de votos han sido emitidos por mujeres y cuales por hombres. El tamaño SI importa, siempre y cuando estemos haciendo referencia a una relación sexual coital o anal, está claro. En las relaciones sexuales en las que no intervenga, evidentemente, no tiene ningún tipo de importancia, salvo la que ya cada uno quiera darle. Parece que la virilidad del hombre se ha medido siempre en función del tamaño de su miembro, cosa absurda, al igual que una mujer no va a ser más mujer por tener los pechos más abultados o el clítoris de mayor tamaño. Dejemos a un lado la demagogia, el querer ser políticamente correctos, basta ya de repetir que lo único importante es «cómo se mueva» (sin quitarle la importancia a todo esto)…el tamaño del pene, sea muy grande o muy pequeño, va a afectar tanto para bien como para mal. En una relación sexual coital: Dejando a un lado el clítoris, la mayor concentración de terminaciones nerviosas en una mujer, estarían concentradas en la entrada de la vagina. Por este motivo, el que el pene sea largo o corto no tiene...

Existe vida más allá del coito

Por mucho que sepamos que una relación sexual implica algo más que un coito e, incluso, puede darse sin la existencia de éste, es muy común que la gente entienda que «mantener relaciones sexuales» se limita a eso, porque vivimos en una sociedad muy coitocéntrica en la que parece que esa es la única medida válida y que ser virgen o no -según su idea de virginidad- es un estigma que hay que arrastrar a las espaldas. Estamos acostumbrados a escuchar a la gente hablar de juegos preliminares. Ahí lo tenéis, preliminar, el preámbulo a algo, como si esos juegos fuesen el telonero del grupo al que hemos ido a escuchar. Eso lo único que hace es centrar la relación en el coito, poner toda la presión en él. Podemos besarnos de manera apasionada, tocarnos, acariciarnos, excitarnos, practicar sexo oral pero parece que todo ello sólo es la mecha para que se dispare el gran cohete: el coito. Tendríamos que considerar una relación coital por lo que realmente es, una práctica sexual más, no un fin, quitarle la importancia que se le ha dado y entender que muchas veces otras prácticas son incluso más íntimas que esa. Al poner al coito en un pedestal lo único que estamos haciendo es relativizar la importancia del resto y, sin embargo, nos encontramos con millones de problemas por culpa precisamente de ello. En el caso de las mujeres, tras millones de encuestas repetidas hasta la saciedad, hemos visto como muchas de ellas afirman que prefieren los juegos que tienen antes, que el coito en sí. Al mismo tiempo, por consulta aparecen muchísimos hombres con...

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