Vivimos la semana trabajando y dejamos los fines de semana para el descanso y la diversión que es lo habitual y, si siempre se ha hecho así, ¿quienes somos nosotros para cambiarlo?
Tendemos a vivir temiendo a los lunes y deseando que llegue el viernes sin darnos cuenta de que, de esta manera estamos realmente viviendo tan sólo 2 días a la semana… ¿estamos locxs? ¿en serio vamos a desperdiciar tantos días? No, no, no y no. A ver, que claro que hay que trabajar y, evidentemente, esto nos va a quitar tiempo del día pero podemos mejorar 2 cosas:
– La actitud con la que vamos al trabajo. Suena el despertador y querrías mandarlo haciendo un doble tirabuzón hasta Finlandia pero en cambio te levantas, gruñes, tienes sueño, no quieres ir a trabajar y, si no fuera porque no tienes 5 años, te tirarías al suelo y tendrías una pataleta. Lo se, lo se… ea ea eaaaaa. Pero ¿y si vemos el lado positivo? ¿y si pensamos en lo que ese trabajo nos va a aportar? y, ya puestos, ¿si sonreímos un ratillo por ello? Igual, hasta nos cruzamos con otro «zombie currante» por la calle al que nuestra sonrisa le despierta y eso está fenomenal, ¿verdad?
– «El tiempo» de trabajo no se tiene que convertir en «el día» de trabajo. Entiendo que hay semanas que por A o por B el trabajo nos acompaña a casa, entiendo también que a veces hay que «contestar a ese e-mail» o «hacer esa llamada» -¡maldita-bendita tecnología!- pero, por lo demás, tenemos que aprender a desconectar. Dejad el trabajo de lado en un punto determinado del día y disfrutad del resto sin pensar en lo que habéis hecho o en lo que toca mañana porque «mañana será otro día».
Tenemos una serie de rutinas que a veces aprietan tanto que nos tienen como robotizados. A tal hora se hace tal cosa, a tal otra se cena, luego un poco de televisión y a dormir. ¿Y así todos los días? pufff, que aburrimiento…
¿Y si buscamos tiempo entre semana para tener momentos de ocio? Leer un libro, ver una película aunque nos acostemos un pelín más tarde, ver esa serie que tanto nos gusta, hacer deporte, salir a dar una vuelta, jugar a un juego de mesa, ¿quien dijo que los martes no nos podemos ir a tomar un café o una caña con algún amigo?, ¿y al cine?, ¿por qué no disfrutar de un rato en la cama con tu pareja?… me da igual lo que sea, algo que suelas posponer para el fin de semana porque es «cuando toca» y que te permitas hacer entre semana, regálatelo porque te lo mereces.
De esta manera no sólo tendremos semanas mucho más agradables sino que quitaremos esa presión tonta que le ponemos al fin de semana: ¡nos tiene que dar tiempo a hacer todo lo que teníamos planeado y que sean días increíbles! ¡Ojalá! pero a veces no es así porque lo dicho, somos humanos no robots.
Tenemos que aprender a dejar la puerta abierta a la improvisación, dejarnos sorprender con los planes y no limitarnos porque «mañana toca trabajar». Evidentemente, con cabeza y siempre siendo responsable que ninguno queremos que el cirujano que nos va a operar esté 2 horas antes de entrar al trabajo poniéndose morado a tequilas o que el piloto que nos lleve no haya dormido en un día… no es un «mando todo a la porra por un rato de ocio» pero si un «hoy este ratito me lo dedico a mi».
¿Qué os parece? ¿Hacemos que el mundo tiemble levantándonos todos los días con una sonrisa? ¿aprovechamos todos los días sin juzgarlos porque se llamen lunes, martes o miércoles? Yo voto si 🙂
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