No se si lo sabéis pero soy muy fan de las series, bueno, para ser realista, llego hasta tal punto que en algunos momentos me he considerado (¿o me han considerado?) una «yonki» de ellas.
Algunas son lo que llaman los americanos «guilty pleasures» o «placeres culpables», otras las veo por inercia, igual ya no me llaman la atención pero como que me da pena dejarla ahí sola, tirada,… pues sigo. Aunque otras las abandoné, las miré a los ojos y les expliqué «no eres tú, soy yo».
Otras me apasionan y recomiendo a gritos, con muchas lloro, con muchas me río, con algunas disfruto de la «realidad» y con otras de la magia que sólo es posible en medios como estos.
Hay series que, al terminar cada capítulo, me dejan un poso, como si alguien apretase el botón de «pause» en mi vida, me quedo en el limbo, pensando en ello, dándole vueltas, muchas veces me descubro a mi misma transportándome a otro lugar. Esa magia que sólo algunas series, películas, libros y canciones poseen.
GIRLS es una de ellas. Cuando termina no se si tengo ganas de hacer el amor, de romper con el mundo, de fugarme a Nueva York, de encerrarme en mi cama, de escribir un libro, de romper el ordenador, de ponerme a dieta o de dejar temblando la nevera. Muy coherente todo, lo se. El tema es que vuelo, me fugo por unos instantes y creo (no se lo digáis a nadie) que hasta desaparezco, un segundito, algo apenas perceptible pero estoy y no estoy.
No es la idea más original del mundo, no es la serie mejor rodada, no son los personajes que más vas a querer probablemente, pero es real, cercana, interesante, inteligente y en ella se tratan los temas con naturalidad lo que, a día de hoy es un lujo.
En Sexo en Nueva York trataban muchos temas sexuales (sino apañados iban con el nombre) pero así, como os puedo escribir yo un artículo, en modo «vamos a hablar del 69 o de donde esta el punto G». Hablaban de ello con humor sin olvidar la parte didáctica y creo que lo hacían muy bien, era divertido y funcionaba para romper ciertos tabúes.
En GIRLS surge de manera natural y de hecho a veces ni se menciona, se da por hecho, como en la vida misma. Ha recibido críticas de todo tipo, desde que es muy explícita hasta que cómo dejan que alguien con el cuerpo de Lena Dunham (creadora de la serie y una de sus protagonistas, chapeau!) salga desnuda tantas veces. Ah! Claro, que en nuestro día a día todas tenemos un cuerpo «normativamente» perfecto y nuestras parejas también, todo está recogido por casa, no hay nada por limpiar, nadie se emborracha, nadie fuma, nadie miente, nadie comete errores, nadie practica sexo, nadie…
En uno de los capítulos de la temporada actual, la cuarta, se ve como a Marnie, una de las chicas, le practican un annilingus o beso negro, vamos, le estimulan oralmente el ano… todos abren los ojos, se asombran, algunos aplauden y otros se quejan. ¿Por qué tanto revuelo?
Porque en este mundo de modernetes y postureo se va de «lo único que tengo vintage son los accesorios» pero la realidad es que la cabeza y las ideas de algunas personas sigue siéndolo, por eso me encanta que existan series como esta: curradas, reales, cercanas y que revuelvan a la gente para bien y para mal que ya sabéis lo que dicen «si cuando hablas nadie se molesta, eso es que no has dicho absolutamente nada»
Gracias por estar ahí. No corráis sin mirar atrás. O si.
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