Vacaciones en pareja, ¿planazo?

Vacaciones, tu pareja, tú y un viaje. PLANAZO. O no. Hay una realidad que lxs especialistas en terapia de pareja nos encontramos siempre a la vuelta de las vacaciones. No es la vuelta al cole, ni la cuesta de enero, pero es algo que, al igual, se hace muy cuesta arriba y es el aumento de las consultas por los problemas de pareja. Y es que en ese momento paradisiaco, ¿qué ha podido ir mal?. Voy a hacer un repaso de diferentes cosillas que ocurren la mayoría de las veces y vemos soluciones a ello, ¿vale? ¡Agarraos al flotador que vamos!   Decepciones. En la vida no podemos estar siempre de vacaciones -¡ojalá!- y la vuelta a la «rutina» tras unos días de no hacer nada puede ser dura y, muchas veces, las frustraciones las pagamos con nuestra pareja. Volver a madrugar, que si hay que poner la lavadora, que siempre soy yo quien hace la cama, que si yo siempre tengo que fregar los platos, el trabajo, las preocupaciones, las obligaciones y la falta de tiempo de ocio, etc. Si, se vive muy bien de vacaciones, eso está claro pero si nuestra realidad tras ella se convierte en algo «tan doloroso» algo estamos haciendo mal. No vamos a vivir 11 meses de tristeza y sufrimiento para disfrutar uno, ¿no?. Hagamos que todos los días tengan algo bueno, regalémonos momentos en pareja, a solas, reservemos días de no hacer nada o de hacerlo todo, tengamos presente siempre esas cosillas que en vacaciones tanto nos gustan y disfrutemos de ellas todo el año.   Familia. Muchas personas aprovechan para pasar las vacaciones con la familia. En ocasiones es la propia, en otras la...

Entre orgasmos masculinos: el periodo refractario

El título iba a ser “El periodo refractario” tal cual pero ya sabéis que a mi lo de los títulos al uso, que se encuentren fácilmente buscando en google y que puedan facilitar un entendimiento, no se porqué pero no me dicen nada. Igual porque parecen demasiado drásticos o médicos o parece que venga a daros una clase de biología en modo serio -y ya sabéis que el humor es vital para mi- pero sea como sea me quedo con este título y ¡oye! que a gustito 😛 Pero bueno, vamos al lío 😉 Los hombres, tras el orgasmo, tienen un tiempo en el que el cuerpo entra en reposo, la sangre abandona sus genitales por lo que se baja la erección, las pulsaciones disminuyen y se relajan. Esa vuelta a la estabilidad física y psíquica en la que se conoce como el periodo refractario. Es un tiempo, en el que podemos decir, que el cuerpo va recargando las pilas, recupera la energía perdida, vuelve a hacer acopio de espermatozoides en condiciones, etc. Pero, si hay algo característico de este tiempo, es que no se tienen ganas de nada, no suelen apetecer más encuentros sexuales y, si las tuvieses, el cuerpo no consigue excitarse o, si lo hace, no logra la misma intensidad. Vamos, que o no consigues una nueva erección o la consigues pero “a medias”, por decirlo de alguna forma. ¿Cuánto dura este tiempo? Depende. Si, ya veo vuestras caras de decepción y los ojos a lo “gato con botas” de no me digas eso por favor, ¡dame cifras!. Pero es que esa es la realidad… hay personas...

A mal tiempo, buena cara

Buenos y blancos días a todos! Qué alegría me acaba de dar ver como empezaba a nevar y es que a todos nos pasa, el tiempo afecta nuestro estado de ánimo. El que un día nublado nos parezca más triste y nos haga sentir así, mientras que uno soleado nos haga estar más felices, es algo que nos ha pasado absolutamente a todos. Uno de los motivos que influyen en este cambio de los estados de ánimo es el poder disfrutar o no del aire libre. Un día lluvioso y frío nos va a invitar a estar en casa, a quedarnos metidos en la cama intentando alargar cada minuto que podamos estar calentitos en su interior, sin embargo, con un día soleado tendemos a salir a disfrutar. Pero no sólo esas obviedades hacen que nuestro estado de ánimo varíe, sino también el efecto físico que tiene el sol en nosotros. La serotonina es un neurotransmisor, que ayuda a transmitir mensajes en nuestro cerebro y que va a influir en nuestros estados de ánimo y en nuestro sueño, al mismo tiempo que afecta al funcionamiento vascular y la frecuencia del latido cardiaco. Está comprobado que la renovación de dicha sustancia en nuestro cerebro es menor en invierno que en verano, nuestro comportamiento va a depender de la cantidad de luz que nuestro cuerpo reciba por día. Por ello, en estaciones como otoño e invierno que son menos soleadas, aumentan los casos de despresión, al contrario que en verano y en primavera, que las concentraciones de serotonina aumentaría y por ello, estaríamos más felices. Independientemente de lo que nos aportan los...

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